Talento desperdiciado
Un nuevo año comienza, y con él siempre renace cierta esperanza de que el deporte nacional podrá encontrar mejores momentos, presumir de encontrarse en la élite o, al menos, de ser mucho más competitivo cuando nuestros atletas se midan a lo mejor que el mundo atlético ...
Un nuevo año comienza, y con él siempre renace cierta esperanza de que el deporte nacional podrá encontrar mejores momentos, presumir de encontrarse en la élite o, al menos, de ser mucho más competitivo cuando nuestros atletas se midan a lo mejor que el mundo atlético puede ofrecer, sin embargo, sería ingenuo pensar que ese cambio pueda realizarse con la llegada de un nuevo sexenio o de un nuevo titular de la Conade, sobre todo tras el rezago en el que se encuentra el deporte.
Si algo nos dejó el año que terminó es que el deporte nacional de alto rendimiento se encuentra lejísimos de las grandes potencias del orbe, y que, con algunas honrosas excepciones, el sistema deportivo mexicano no es conducente a los éxitos de los que gozan las naciones que no sólo invierten fuertes sumas a ese rubro, sino que además trabajan para sacarle el jugo a esos recursos para conseguir los resultados deseados.
De nueva cuenta, los Juegos Olímpicos sirvieron para darnos cuenta de la triste realidad: ser un país de más de 130 millones de habitantes, con un altísimo porcentaje de jóvenes, con una economía entre las 20 de mayor importancia del planeta, pero con un deporte de segunda. Esto se debe, tanto al pésimo manejo de quienes han estado al frente de los diferentes organismos deportivos, como la Conade, que, con Alfredo Castillo y Ana Guevara tuvieron a sus dos peores directores, así como también a un sistema que permite tener caciques en las federaciones, que aprovechan sus puestos para llenar sus bolsas y las de sus allegados, en lugar de apoyar a los deportistas.
Es un hecho que el talento sobra, tenemos muchos ejemplos, pero si las condiciones no son las adecuadas, ese talento se va a desperdiciar, mientras que los atletas de otras naciones que reciben lo necesario para competir, se dedican de lleno a su preparación, en lugar de estar encadenados por las grillas internas de sus federaciones.
Lo increíble es que en el futbol, que se cuece aparte por las enormes sumas de dinero que se mueven en él, tampoco se alcance un máximo potencial, como el fracaso en la Copa América, donde México no pudo superar la fase de grupos. Pasan los años y el deporte más popular de nuestro país sigue estancado, con cada vez menos mexicanos en roles importantes de los clubes de la Liga MX y, por ende, son pocos los que migran a Europa, razón por la que el seleccionador nacional no tiene suficientes opciones para hacer convocatorias.
Espero que las personas encargadas de tomar las decisiones y de dirigir el rumbo del deporte mexicano hayan aprendido de los errores para entender que seguir la misma ruta, traerá los mismos fracasos. Es momento de un cambio radical, que implique impulsar el gran talento que tenemos y que año tras año se desperdicia.
