CIUDAD DE MÉXICO.
Para los ciclistas que suben junto a nosotros esta mañana la pendiente del Ajusco, la fuerza de gravedad no está de su lado, y conforme transcurre cada minuto la mayoría parecen abatidos, conforme la altitud convierte las sonrisas en caras de sufrimiento.
Sin embargo, hay una persona montada en su bicicleta rebasando con una enorme sonrisa de satisfacción a los ciclistas vestidos de licra y montados en sus máquinas de aluminio y fibra de carbono. La razón es que, al igual que nosotros, a bordo de la Mitsubishi Outlander PHEV, tiene un arma secreta: ayuda eléctrica.
Las siglas PHEV (Plug In Hybrid Electric Vehicle) puestas en la Outlander significan que se trata de un vehículo híbrido, pero con la particularidad de que la batería que alimenta los motores eléctricos no sólo se pueden recargar por medio de los sistemas regenerativos con los que cuenta, como los frenos o al presionar las paletas ubicadas detrás del volante, sino que, además, se puede conectar a la corriente eléctrica como un teléfono móvil.
Lo que significa que tenemos frente a nosotros un SUV que es mitad a gasolina y mitad eléctrico, una idea que suena muy prometedora porque tenemos lo mejor de ambos mundos, pero sin los puntos débiles de un auto completamente eléctrico en cuanto a autonomía y tiempo de recarga se refiere.
De modo que, como lo demuestra el señor de la bicicleta, la electricidad en un vehículo híbrido se puede emplear para mejorar la experiencia de viajar, y ésa es la verdadera esencia que percibimos al volante de esta camioneta.
Y es que sin importar si nos desplazamos en una carretera en ascenso, si vamos ligeros o con las cinco plazas ocupadas y la cajuela repleta, lo cierto es que la respuesta del tren motriz siempre es contundente cada vez que presionamos el pedal del acelerador, otorgándole a la Outlander PHEV una agilidad que sólo un motor turbocargado podría ofrecer, sólo que aquí el tiempo que debemos esperar para que el turbo reaccione no existe, pues la entrega de fuerza es prácticamente instantánea.
La respuesta a este buen comportamiento la encontramos justo en las entrañas de la Outlander PHEV, ya que para ponerse en movimiento, recurre a una fórmula que nos resultó muy apetitosa.
UNA ECUACIÓN EQUILIBRADA
En primer lugar porque cuenta con un motor a gasolina de cuatro cilindros 2.4 litros atmosférico que genera 135 caballos de fuerza, y en segundo porque a esta mecánica se suman dos propulsores eléctricos, uno en cada eje de 82 y 95 caballos respectivamente, alimentados por una batería colocada al centro del piso del vehículo.
Esto se traduce en una potencia total del sistema de 197 caballos de fuerza, así como una autonomía de más de 600 kilómetros, con el tanque de gasolina lleno y las baterías recargadas al 100%.
Sin embargo, al activar el modo eléctrico, de los seis posibles: Normal, Eco, Save, Charge y Sport, podemos gozar de una autonomía de más de 50 kilómetros, algo que resulta muy atractivo, pues en trayectos diarios en ciudad menores a esta distancia, como por ejemplo, de la casa a la oficina, no quemaremos ni una gota de gasolina y no generaremos un solo gramo de gases contaminantes.
Además, debido a la ubicación de la batería y de los motores eléctricos, la calidad de marcha es estable en las curvas y en los tramos rápidos, esto por la adecuada distribución de pesos y además, tenemos una tracción integral generada por esos dos motores eléctricos que aportan su fuerza de tracción en cada eje.
Esto nos dio confianza de abandonar el asfalto y adentrarnos al Valle del Tezontle por caminos de terracería y lodo en condiciones de poca adherencia, apoyados por una altura libre al suelo de 19 centímetros, así como por los generosos ángulos de entrada y salida que nos permitieron sortear los diferentes obstáculos que aparecieron en el camino.
Por lo demás, disfrutamos de una camioneta visualmente atractiva, cómoda y espaciosa, tanto para todos los ocupantes como para acomodar nuestras cosas en los casi 500 litros de volumen en la cajuela, que presume de una selección de materiales de buena calidad en el habitáculo, así como de contar con todo lo necesario para vivir una vida a bordo confortable, sobre todo en lo que a seguridad y tecnología se refiere, pues la firma japonesa no dejó nada a la deriva.
De modo que cuenta con un sistema de infoentretenimiento dotado con una pantalla táctil a color de siete pulgadas con conectividad Apple Car Play y Android Auto, detección de obstáculos, monitoreo de ángulo ciego, alerta de tráfico trasero, cámara de 360 grados, sensores de estacionamiento, es decir; todo lo esencial y obligatorio que se pide a un vehículo moderno. La Outlander PHEV Estará disponible en nuestro país para la segunda mitad de este año.
La SUV híbrida enchufable más vendida del mundo
La historia de la primera camioneta híbrida enchufable del mundo se remonta al Salón de París de 2012, cuando Mistubishi presentó la Outlander.
En ese momento, montada en un escaparate lleno de reflectores, nos pareció no sólo adelantado a su tiempo sino disrruptivo.
Aprovechando la tecnología del Mitsubishi i MiEV, la firma japonesa puso el ejemplo que más tarde seguirían otras marcas como Porsche, BMW y Mercedes-Benz.
Y aunque en Europa la comercialización de este vehículo comenzó en 2013, el mismo año que llegó a los pisos de venta japoneses, a América esta SUV no llegó sino hasta el 2015.
Además de la rapidez con la que es posible recargar las baterías, para la Outlander se han desarrollado una serie de aplicaciones que funcionan en distintos mercados para que los usuarios puedan medir la carga de las baterías, así como encontrar puntos de recarga.
A pesar de que a México llega mucho después de haber iniciado su comercialización en el resto del mundo, hoy en nuestro país, ninguna otra marca de volumen se ha atrevido a traer esta tecnología, que le permite a los usuarios conectar este híbrido directamente a la corriente eléctrica para recargar las baterías, como en un vehículo 100 por ciento eléctrico.
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