¡A 122 kilómetros por hora!

Con tan sólo 16 años, la chihuahuense Astrid Madrigal se ha convertido en referente del motocilismo de pista en la categoría de los 250 c.c. y ahora en 650. Acostumbrada a competir con hombres, la joven piloto quiere demostrar que en el deporte motor no importa el género, sino la calidad y atrevimiento. Ya ganó la plata en el Panamericano de motociclismo en Argentina y pretende llegar a la F1

Foto: Cortesía de Italika

CIUDAD DE MÉXICO.

Astrid Madrigal es una motociclista de 16 años, pero hace 10 comenzó en esta profesión. Entre idas y vueltas, el motocross fue el anzuelo a los seis años para que a los 13 se definiera por la disciplina de carrera en velocidad, porque quería ser la mejor del mundo.

Arrancó inspirada por su padre. Él corría cuando era más joven, pero nunca llegó a destacar. O por lo menos, no al nivel de ella.

“Yo, en un primer momento, quise correr en la F1, y ser la mejor, pero sabía que era doblemente caro”, se sinceró Astrid, a quien desde muy pequeña le gustaron los deportes y la competición. Practicó básquet, futbol, pero “ninguno me apasionó tanto como la competencia en moto”.

El legado de su padre generó que se criara arriba de dos ruedas, porque desde antes que corriera, y sin ser consciente, ya estaba montada en una: “En mi casa siempre había una moto en donde jugábamos”.

Desde muy chiquita se había planteado el objetivo de ser la mejor y entrenó para eso, perdiéndose cumpleaños, Navidades y días de la madre. A pesar de que su mente se enfocó en entrenar, no todo es color de rosa: “Yo sufrí mucho, porque hubo tiempos en que no me invitaban a las fiestas, ya que sabían que no iba a ir, y dolía”.

Astrid no recuerda con exactitud su primera moto: “Seguro que pasó a otra generación”, afirmó, y detalló que con una Pingui 50 corrió una de sus primeras carreras: “Ésa me la regaló mi padre”, lo soltó, luego de que una sonrisa se apoderara de su rostro.

En su primera competición, en velocidad, quedó tercera. Luego ganaría el regional y estatal en varias oportunidades, llamando la atención de varios sponsors de la capital.

Las posibilidades de seguir creciendo profesionalmente dejaron de estar en Chihuahua y pasaron a estar en la capital. La decisión de cambiarse de ciudad ya la había tomado, pero el problema sería con quién: “Debía elegir si venía a la Ciudad de México con mi padre o con mi entrenador, y tuve que dejar a mi papá y así llegar a la escuela de Jorge Peréz en 2014”.

A más de mil 400 kilómetros quedaron sus padres, hermanos y amigos. Ella buscó su rumbo: “Tengo la mente enfocada en lo que quiero y a donde quiero llegar”. Con tan sólo 14 años tomó una decisión que marcaría su vida y también la de su familia.

Con un “nuevo padre”, que actualmente es su tutor y es con quien vive en la capital, empezó a entrenar más de ocho horas diarias. “Lo que hago es por amor, pero también porque es mi trabajo, y a esto me dedico”.

Su esfuerzo trajo los frutos que se convirtieron en trofeos y en proyectos. Pero a veces se plantea: “¿Sirvo para esto?”. En esos momentos de reflexión Astrid entiende que si llegó a ser piloto oficial de una marca, “algo debo estar haciendo bien”, pero: “es muy difícil cuando dudas si esto es para ti o si esto va a ser tu vida”, se planteó.

Rol de la mujer

Con 16 años, Astrid no toma la dimensión de lo que pueden generar sus éxitos deportivos dentro de la sociedad mexicana, ya que es un elemento de la igualdad. Además de ganarle a muchos competidores de su sexo contrario, rompe con estigma de inferioridad impuesta por el machismo, en donde corre en competiciones mixtas, sin límite de edad, ganando en su mayoría.

“En todos los deportes hay una categoría femenina como el futbol, básquet, voley, handbol, menos en éste”, afirma, y lo justifica mediante el bajo nivel femenino que hay en el país: “Acá no hay categorías fuertes para hacer una competencia, pero fuera del país sí”, refiriéndose a los Panamericanos de Argentina, donde en los últimos que se disputaron salió segunda y destacó a las competidoras chilenas y argentinas.

Al escuchar la frase “el deporte es para hombres y las muñecas para las nenas”, se molesta y argumenta que “eso es anticuado”, porque “a la mujer actualmente se le reconocen sus derechos, y lo más importante es que cada vez la gente los respeta más”.

Consciente del papel que representa, invita a todas las chicas a que ingresen a este deporte, intentándoles sacarles el miedo y el prejuicio de que sólo es para hombres.

“Ya voy a cumplir 17 años y creo que soy una persona afortunada, pero también con mérito por mi sacrificio, ya que he dejado muchas cosas”, comentó.

“Nada me han regalado, siempre fui independiente y madura, mi virtud es que yo tengo todo: una casa, comida, un baño caliente, me dan moto, los materiales de trabajo, y tengo proyectos profesionales”, se describe y expone que su sueño es ser la primera piloto mexicana en estar en el mundial: “si eso no sucede, me quedaré para competir e intentar ganar la categoría 650 c.c., pero ahora estoy entrenando para el mundial”.

El defecto que mejoraría sería su actitud que trae cuando llega a la desesperación y “mando a todo el mundo a volar”. Esto, se lo atribuye a su edad, a su adolescencia y las hormonas que traen altibajos emocionales y de humores.

Educación

Astrid finalizó el tercer año de secundaria y tuvo varios intentos por seguir la preparatoria, pero prometió que el año que viene la empezaría: “Estoy entre seguir la carrera de administración de empresas o ingeniera de aviación”.

Con el objetivo de asegurar su futuro, Astrid plantea de que seguirá estudiando por si sus planes, objetivos y metas no salen como prevé. A su vez, asegura que vive de las carreras, pero nadie sabe lo que pasará. “Si no llega a salir lo que espero y me quedo sin deporte, ¿qué hago sin estudios?”,  reflexionó.

En otro punto, criticó al sistema educativo: “Te dicen: haz lo que quieras hacer de tu vida, pero sólo te enseñan un poco de español y algunas cosas del pasado y nada más”. Lo catalogó como un “sistema antiguo”, ya que “no te explican cómo ahorrar tu dinero, o usar una tarjeta de crédito, sino que lo básico de lo básico”.

En forma irónica, su primera meta será comenzar la dieta hoy, que tendrá turno con el nutriólogo. “En este último tiempo todo el equipo ha subido de peso, y me di varios permisos. Con la actividad física que hago y con una dieta, adelgazo cinco kilos en una semana y ya estoy en forma”.

Su siguiente objetivo, de forma cronológica, será organizarse para comenzar con los entrenamientos, ya que “si no me organizo, pierdo mucho el tiempo y no termino haciendo nada”.

El entrenamiento es una parte fundamental en el día a día de Astrid, en el que quiere seguir mejorando para poder llegar al mundial y estar preparada por si se concretan “otros proyectos largos”.

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