Y jugaba a ser el Loco Gatti

El argentino Federico Vilar se va de México y del futbol, después de 18 años de carrera bajo los tres palos. Se retira sin un partido de despedida, pero agradecido con aquellos que le abrieron las puertas. Hoy piensa en volver a su natal Rojas, donde proyecta fomentar el balompié entre los niños, en el equipo amateur donde comenzó a jugar a la pelota

Foto: Mexsport

CIUDAD DE MÉXICO.

Cuando niño, Federico Vilar perseguía con otros pibes una vieja pelota en las calles de su natal Rojas, en el centro de Argentina. Un pueblo pequeño, en el que los pequeños sueñan en abandonar la casa de los viejos y formar parte, algún día, de equipos como Boca Juniors o River Plate. Antes era mirar por donde pasaba Diego, el que los convirtió en el ombligo del mundo. Ahora se dejan llevar por la magia de la Pulga llamada Leo.

Sólo que Federico, de pelo aún corto, igual que los pantalones, era diferente. Él se ponía en el extremo de la cancha, en las empedradas calles. Y levantaba la voz para escoger el nombre de su ídolo. Porque Vilar jugaba a ser el Loco Gatti, aquel portero de Boca con el pelo largo y de carácter irreverente. Jugador distinto a los demás, eso también quería ser Federico.

A Vilar las piernas se le hicieron largas, igual que el cabello. Un día dejó a los viejos en su natal Rojas y llegó a México. Zitácuaro y Acapulco, primero. Atlante fue su gran amor y después se mudó a Morelia y al Atlas. Xolos fue el último. Se dice fácil, pero fueron 18 años de jugar bajo los tres palos. Hoy, Federico Vilar abandona al país, para dar paso a otros proyectos. Ya no será el portero de ningún equipo.

Dice que se regresa a su Rojas natal, para volver con los viejos, los amigos de la infancia y al club amateur en donde dio sus primeras atajadas. Se va sin partido de despedida, pero agradecido con los que le abrieron las puertas. Mientras hace las maletas, charla con Excélsior.

Fuiste de esos porteros solitarios que se dan tiempo para reflexionar y escribir un libro (El arco de la vida). ¿Tuvo algo que ver Félix Fernández?

Algo tuvo que ver. Somos de ese tipo de porteros que buscamos hacer algo más allá de la portería. Luego, escribimos.

La posición del portero es solitaria.

A mi modo de ver el futbol, el portero debe estar al pendiente de todo lo que pasa, aunque muchos nos vean solitarios.

También se dice que es una posición ingrata.

Yo digo que aprendemos a convivir desde chicos con los riesgos que lleva la portería, con todos los sinsabores. Nos gusta estar en ese límite delgado entre el éxito y el fracaso.

¿Qué significó el número 3 en la espalda, que luego se transformó en el 33?

Siempre utilicé el número 3 porque era la posición que jugaba mi papá en Argentina (defensor izquierdo amateur). Cuando llegué a Tijuana lo estaban utilizando y el 33 me pareció el más parecido al número de mi padre (Edgardo).

De una manera simbólica, tu despedida en Nuevo Toledo contra los Cuervos.

Fue algo simbólico. Pidieron la colaboración, pero en realidad no conozco la serie. En la realidad mi último partido fue en Tijuana enfrentando al León.

¿Antes del partido, sabías que tenías los minutos contados?

Sí, cuando acabó lo tenía definido. De hecho, hice el anuncio los días siguientes.

¿Por qué retirarse cuando eres titular del equipo líder?

Ya lo tenía pensado desde hace un tiempo, era el momento oportuno. El paso del tiempo se siente y tuve diferentes motivos. Entregué y recibí mucho.

El Piojo Herrera te debutó en Primera División (Atlante) y fue el que te dijo adiós (Xolos). ¿Recuerdas qué fue lo primero y último que te dijo?

Las palabras cuando me recibió en el Atlante no las recuerdo, pero sí que él iniciaba como técnico y yo como jugador de Primera. Siempre me dio confianza, cuando nadie lo hizo. En lo último, hablamos mucho de la amistad. Cuando decidí el retiro, el primero que lo supo fue Miguel. Nos deseamos lo mejor y sellamos la amistad con un fuerte abrazo.

Hay partidos que no se olvidan.

La final contra Pumas, jugando para el Atlante. El partido contra el Barcelona en el Mundial de Clubes. En Morelia, los penales que nos ayudaron a ganar la Copa. En Xolos contra Monterrey.

¿Para ti qué significan los apellidos Maradona y Gatti?

Mis ídolos dentro del futbol. Hugo Gatti es mi máximo ídolo, yo crecí imitándolo en el barrio. Era la estrella de Boca Junior cuando yo era niño. Diego es el máximo ídolo del futbol argentino, dentro y fuera de la cancha.

¿Tuviste contacto?

Sí, tuve la fortuna de conocerlos. A Diego cuando tuve la suerte de que me llamara para integrar a la Selección de Argentina, y con Hugo me tomé la foto y le entregué el libro que escribí (donde Gatti es uno de los principales personajes). Cenamos juntos y tuvimos una larga charla.

¿Algún autógrafo?

A Diego le pedí la foto, cuando jugaba en Boca. Yo era un chico. Con Hugo, cuando cenamos, tengo la foto y el autógrafo.

Cuando niño, seguro eras Gatti en el barrio.

Sin duda, cuando tenía que elegir qué jugador ser, yo era el Loco Gatti. Imitaba sus jugadas e imaginaba que lo hacía igual. Inspiró a muchos niños y dejó gran
escuela.

Eras el Loco Vilar.

El Loco Vilar, el Loco Gatti.
Siempre lo elegía cuando jugaba en las calles de Rojas, una ciudad chica. Todo el día jugando en el club, en la calle y adentro de la casa. El futbol es la mayor diversión que tienen los chicos argentinos. Yo tenía el pelo corto y me animé a dejármelo largo hasta llegar a México.

Traías la playera de Boca.

La de Boca Juniors y la del Club Atlético Argentino Rojas, mi club amateur en el que me inicié. Las dos playeras que de niño utilizaba.

¿Te regresas a tu pueblo?

Planeo el regreso a Argentina. El proyecto es trabajar en mi club Atlético Argentino para apuntar a la formación de jugadores.

Recuperar a los niños que se sienten Gatti.

Los niños ya no saben quién fue el Loco Gatti, ahora hay otros ídolos a imitar. Los apoyaremos a su formación para ser futbolistas y personas de bien.

Un día comentaste que en Argentina no te conocen.

Los de mi pueblo sí saben, porque estoy en permanente contacto, pero en las otras ciudades soy desconocido.

¿El portero favorito de los niños?

Hoy por hoy es Barovero en River, que ahora está en México. Hay varios, los que llegar a la
Albiceleste.

¿Alguno en Rojas jugará a ser Federico Vilar?

A lo mejor. Lo importantes es que los niños se diviertan con el futbol.

¿Qué le comentaste a tu papá del retiro?

Lo sabía desde algún tiempo. Es el primero en enterarse de mis cosas y está tranquilo.

¿Lo viste jugar?

Recuerdo muy poco. Era muy chico, pero tengo muchos comentarios de la gente del barrio. Es un lugar chico y todos se conocen.

¿Y la Vírgen?

Tengo la fe sobre la Vírgen de Luján, la patrona de los argentinos. Le agradezco lo que me toca en la vida. Llevo un tatuaje de ella en el brazo izquierdo.

¿El único tatuaje?

Tengo los nombres de mis hijos (Camila, Nicolás y María) y el escudo de Argentino Rojas. Todos en el brazo izquierdo.

Metiste cinco goles.

Oficialmente fueron tres: uno en el Azteca, otro en el Azul y el tercero al Olimpia de Honduras. En el Azteca fue al necaxista Adrián Martínez y en el Azul fue ante el Conejo Pérez (Cruz Azul). Todos fueron de tiros libres. Los otros dos fueron en juegos amistosos.

Eres de los porteros que se atreven a salir del área.

Porteros como Gatti, Chilavert, Higuita fueron dando el ejemplo y algunos nos fuimos animando. Ceni de Brasil es el mejor ejemplo, con unos 100 goles. No es normal para un arquero.

Dejar de ser el portero sacrificado.

En mi caso es diferente, salirte de la meta e intentar el gol. Una satisfacción distinta.

Ahora, con el Mundial de Clubes, ¿recuerdas al Atlante frente al Barcelona?

Fue un momento único jugar contra el mejor equipo del mundo. Me dejó una linda sensación, en un momento cumbre de nuestro club Atlante.

¿Un jugador especial?

Más allá de considerar a Messi como el mejor jugador del mundo, disfruté ver jugar a Iniesta. Creo que es el jugador más inteligente que existe. También me llamó la atención Daniel Alves.

¿Hablaste con alguno?

Al final tuve la suerte de saludar a Messi, a quien traté en la Albiceleste. También con Rafael Márquez.

¿Tendrás un partido de despedida o basta con un adiós?

Con todos los reconocimientos que me han hecho en estos días es suficiente. Con Toño García y la gente del
Atlante me siento agradecido. También con los amigos que me han llamado al teléfono. Ahora me voy a Argentina con mi club amateur. Hacer otras cosas. Regreso con mi familia, a ver a mis amigos. Volver a mis orígenes.

Tu hijo Nicolás tiene 10 años. ¿Será futbolista?

Hoy disfruto de verlo jugar y divertirse. Es delantero (risas) en la familia ya no sufriremos con los goles que recibe la defensa y portería.

¿Existe la vida después de la cancha?

Sin duda, plantearnos nuevos objetivos y mirar el futbol desde otra perspectiva. Disfrutar lo que viene.

¿Qué te llevas de México?

Todo. Agradecimiento eterno a los que me abrieron las puertas, el cariño de muchos amigos, es el país de mis hijos. Espero más adelante regresar a realizar otras funciones.

¿El equipo de tus amores?

Sin duda fue el Atlante con el que viví las más grandes emociones.

 

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