CIUDAD DE MÉXICO.
Un día, Jesús Martínez Murguía se acercó al entonces técnico de las fuerzas básicas del Pachuca y le avisó que no se pondría más los botines. El actual presidente del León rondaba los 20 años y dejó el futbol.
“Veo la semifinal y recuerdo que tuve la fortuna de estar con ellos en viajes, concentraciones, estuvimos mucho tiempo juntos. Trayectos de más de nueve horas, me da gusto verlos en la Primera división y siento frustración de saber que puede haber estado ahí. Si pudiera regresar el tiempo me dedicaría al cien por ciento al futbol”, dice la cabeza del León.
Martínez Murguía es hijo del actual propietario de Pachuca. Su primer regalo fue un balón, era admirador de Cuauhtémoc Blanco y quiso entregar su vida al futbol. Convivió, en fuerzas básicas, con Carlos El Gulit Peña, Luis Montes, Paul Aguilar, Rodolfo Cota, Edy Brambila...
“En una semifinal en Puebla, íbamos perdiendo 2-1, faltaba un minuto y Rodolfo Cota se fue al ataque, el era nuestro portero. Estaba ahí, a lado, en un tiro de esquina, y Cota hace el gol para irnos a tiempos extras. Es algo que me acuerdo muchísimo. Tuve la suerte de hacerle un gol a Miguel Calero, en un interescuadras. Otro que no puedo olvidar es mi último partido, jugamos en el estadio Jalisco una final, se fue la luz y yo en el partido fallé una clara, perdimos, entre oscuridad cerré mi etapa como futbolista”.
“Me faltó disciplina, tener más hambre. Tenía cualidades, pero en la parte física no pude, no me dediqué... lo lamento todas las mañanas”, finalizó.
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