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México y sus machismos inconscientes

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Un evento organizado por hombres. En él, los hombres se comprometen con otros hombres a que ninguno de estos hombres participarán en eventos donde sólo haya hombres. A esta iniciativa le pusieron No Sin Mujeres, aunque en su planteamiento la ausencia de mujeres no es total sólo gracias al nombre. Hombres comprometidos ante otros hombres a que trabajarán en favor de la equidad, aseguran, aunque en su causa las mujeres son testigos o simples espectadoras. Porque antes que cualquier hecho, supongo, lo que cuenta es la intención: hasta hoy, ninguno de estos convocantes ha rechazado participar en eventos de tinte social en los que no hay mujeres. Prometen que lo harán, pero, hasta hoy, no hay un solo antecedente. Vamos, ni el mismo anuncio de su iniciativa en donde en la foto aparecieron, no sillas vacías (ésas que, dicen, buscan llenar con mujeres), sino hombres sonrientes comprometidos con su causa. Aluden al #HeForShe avalado por la ONU, pero que, gran diferencia, también tiene a mujeres como voceras.

Y en este tipo de actos es que comprendemos lo que ha sucedido desde hace décadas en nuestro país. Las mujeres, las grandes ausentes, no sólo en la toma de decisiones de alto nivel, sino como participantes en asuntos que tienen que ver directa y únicamente con su cuerpo, con su entorno. No digamos el aborto, ¡Dios salve al patriarcado de esto!, pero qué tal para hablar, digamos, de la lactancia. Ayer mismo, la Cofepris realizó el evento Uniendo Esfuerzos por la Lactancia Materna, y ahí, en la mesa de participantes: José Narro, secretario de Salud; Pablo Kuri, subsecretario de Prevención y Promoción; Fabrice Salamanca, de la Cámara Nacional de Industriales de la Leche; Dagoberto Cortés, de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos. Ni una sola mujer. Si las dependencias y organizaciones mandaron a sus figuras más idóneas para hablar de este tema, qué terror pensar en la estructura de sus organigramas. ¿En verdad no hay una sola mujer dentro de sus respectivos equipos para hablar de esto?

No es una cosa nueva. Sólo que ayer fue un día de coincidencias: hombres que prometen no participar en eventos donde sólo haya hombres, y a unos kilómetros de ahí, hombres hablando con otros hombres de un tema como la lactancia. También en la CDMX, con kilómetros y horas de diferencia, se inauguró el Foro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, del Conacyt. En la mesa de participantes: once personas, sigo, hombres, aquí ni para qué pelearse por el lenguaje inclusivo. Once hombres hablando de los avances en esta materia en los últimos seis años. Avances en los que, según quienes hablaron al micrófono, no hay presencia de mujeres, pues ninguna fue convocada a emitir palabra alguna.

En México, tres de cada diez mujeres han sido discriminadas únicamente por eso, por ser mujer. En contraparte, sólo cinco de cada 100 hombres han sentido el peso de la discriminación por su género. Los datos los revela la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017. La diferencia es clara, pero resulta complicado para algunos entender su dimensión.

El privilegio masculino está tan arraigado, que resulta sencillo para muchos, incluso mujeres mismas, avalarlo. Está tan anquilosado en la norma, que cualquier señalamiento les resulta incómodo, absurdo. Algunos comentarios que recibí en Twitter, tras referir al foro que compartió Regina Tamés sobre el evento de la Cofepris: “Hasta donde se (sic) no tienes hijos, por tanto tampoco puedes hablar de lactancia...”, “¿Entonces para ser ginecólogo hay que tener vagina, para ser geriatra más de 65 años, para ser pediatra ejercer antes de los 13 años?”. Gente que, sencillamente, no entiende que no endiente nada. Hasta que en este país no asimilemos que en las decisiones y en el ejercicio de nosotras, la participación debe integrar a todas sus partes, aún tendremos eventos como los mencionados aquí, y respuestas como las anteriores. Con sus estudiadísimos costos en materia económica, de desarrollo, de diversificación y de crecimiento en todos los sectores productivos del país. Es el México del siglo XIX en pleno siglo XXI. Bien por el próximo gabinete, el primero paritario, que representa en escala cómo está integrada nuestra sociedad. Ojalá, por lo menos, sigan todos ese ejemplo.

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