El tren que nos pegó

La mayoría de las reacciones a la negociación entre Donald Trump y México proviene de visiones ideologizadas y partidistas. Algunos dicen que nuestro país salió librado y otros afirman que nos convertimos en el títere de Estados Unidos: ambas posturas son falsas.

Si bien las negociaciones con Estados Unidos lograron evitar la imposición de aranceles, México tendrá que cambiar profundamente su estrategia si quiere salir bien librado. En el futuro cercano habrá amenazas similares. La forma en la que reaccionó México hoy fue lo mejor que se pudo lograr para una emergencia, pero no es sostenible en el largo plazo.

Un primer paso, fundamental, es lograr un entendimiento más razonado y menos ideológico de lo que pasó esta semana.

Al momento, la mayoría de las reacciones a la negociación entre Donald Trump y México proviene de visiones ideologizadas y partidistas. Por un lado, están los que celebran la negociación como si México hubiera salido perfectamente librado y Trump sólo hubiera obtenido una victoria mediática. Por el otro, están los que dicen que México se desnudó por completo y se convirtió en el títere de Trump. 

Ambas posturas son falsas, y se basan en sesgos ideológicos que no nos permiten interpretar lo que sucedió esta semana. Digamos que todavía no entendemos qué tren nos pegó.

La primera premisa falsa que ronda en el ambiente es decir que la amenaza terminó. Trump no quedó satisfecho. Nunca lo estará. De hecho, la forma en la que México reaccionó a las tarifas, con negociaciones que le dieron a Trump victorias simbólicas inmediatas, hace aún más probable que el episodio se repita. Trump sabe que, en cualquier momento, puede volver a amenazar y que México tenderá a responder de uno u otro modo.

La segunda premisa falsa es que esto se acabará cuando Trump pierda la elección. Al momento, la gran mayoría de las predicciones aún le dan una amplia ventaja a Trump. Aun en el caso de que ganaran los demócratas, no debemos olvidar que la gran mayoría de las plataformas demócratas también tienen tintes bastante proteccionistas. Bernie Sanders ha rechazado abiertamente los tratados de libre comercio. Obama aumentó el número de deportaciones a máximos históricos.  

Si bien los demócratas podrán tener más decoro, ello no implicará que México no tendrá que responder a demandas, cada vez más fuertes, en materia de comercio y migración por parte de Estados Unidos.

Finalmente, otra premisa falsa es decir que México cedió muy poco. México aceptó que los migrantes centroamericanos permanezcan en nuestro territorio mientras sus solicitudes de asilo en Estados Unidos son procesadas. Esto no sólo viola los derechos de los solicitantes de asilo bajo las leyes estadunidenses, sino que deja también a México con la responsabilidad de ofrecer oportunidades laborales y de acceso a educación y salud a miles de personas. Típicamente, una resolución de asilo toma entre 2 y 3 años, y Trump está intentando que sea aún más.

Algunos dicen que esto no será implementado y que sólo se seguirá haciendo lo que ya se hacía antes. Concediendo que sea así, el daño para México aún es importante. La incertidumbre que generan los desplantes de Trump afecta severamente a las finanzas mexicanas, y debido a la cruel dependencia que tiene la economía mexicana de la opinión de los capitales extranjeros, deja a Andrés Manuel López Obrador con menor campo de acción. 

Dado que México pierde cada vez que Trump hace un desplante, y que los incentivos a crear más desplantes existen y se han incrementado debido a la reacción de México, es imperante que México diseñe una mejor estrategia para lidiar con Estados Unidos.

Destaco tres acciones críticas:

Primero, se debe diversificar la economía de inmediato y buscar inversiones en China, Latinoamérica y Europa. Con la misma premura con la que se envió un equipo negociador a Washington, se deben enviar emisarios internacionales que atraigan inversión.

Además de ello, se debe tener claridad sobre los impactos de los aranceles en Estados Unidos. Al momento, hay mucha especulación y la mayoría de los estudios tratan de entender el efecto en México. Debemos entender el efecto que tendrá nuestro vecino para poder negociar.

Finalmente, México debe estar listo para aceptar los aranceles. En el momento en el que estos se impongan, será evidente que Estados Unidos se verá afectado. Si se hunde México, se hunde Estados Unidos también. Sólo así se entenderá que el problema migratorio se debe resolver en conjunto, no a partir de extorsionarnos.

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