Omar arrasa en la CDMX

El método de la encuesta es irrefutable. Cinco de las encuestadoras más serias que han medido a quienes participan para designar al próximo coordinador de Defensa de la Transformación dan, en promedio, 17 puntos a Omar García Harfuch sobre Clara Brugada.

Las encuestas sí han variado, el incremento sostenido de Omar García Harfuch es irreversible, la tendencia al alza lo mantiene como el favorito para encabezar la coordinación y eventual candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Su perfil ha roto los esquemas de la política tradicional de la izquierda radical, donde su discurso va dirigido, sin duda, a una visión progresista, pero más en el centro, donde ha simpatizado con los sectores que no tuvieron empatía con la propuesta electoral que en el 2021 hizo naufragar 9 alcaldías que hoy gobierna la oposición.

El mensaje de Omar García Harfuch lo hace inclusivo, integrando a la base electoral que hoy entiende que los discursos ideologizantes llegaron demasiado tarde, hoy la agenda se centra en el triunfo electoral ante los adversarios conservadores que acechan queriendo repetir la misma receta que en el 2021.

Hoy, las estructuras que hacen el voto efectivo deben tener un solo objetivo: retener la Jefatura de Gobierno y recuperar las 9 alcaldías; las clases de dogmática debieron suceder permanentemente desde el 2017, fortaleciéndose más en el 2021, el análisis matemático nos dice y refleja una operación de brazos caídos, ¿dónde estaban todos los ideólogos y líderes de opinión de izquierda en la promoción y defensa del voto en 2021?

La Ciudad de México debe aportar a la elección presidencial cuando menos 4 millones de votos para lograr tener supremacía en el Congreso local y federal, y para que en el 2027 no ocurra lo mismo que en la elección intermedia anterior. Si la tendencia de aceptación se mantiene y se incrementa en el tiempo, el elegido debe ser Omar, pero, más allá de un cálculo actuarial, el electorado de la CDMX tiene una clara tendencia hacia el centro como un efecto cíclico de las preferencias ideológicas, la omisión en la difusión de muchos nostálgicos está cobrando facturas.

El argumento, vago y ligero, sobre la profesión de Omar García Harfuch como jefe de la Policía de la ciudad, de forma denostativa, queriéndolo ligar a funestos pasados del conservadurismo, es un veneno de fuego amigo que hoy ya es inocuo, ya no permeó.

Por el contrario, si algo se tiene que enaltecer en nuestro país es el reconocimiento a la loable y valiente labor que miles de servidores públicos encargados de la seguridad pública, nacional e interior del país, han realizado durante décadas, sacrificando la familia, su integridad física e, incluso, la vida. No se puede generalizar, pero es de alta moral patriótica saber reconocer que personajes como Omar deberían reproducirse en el país como un ejemplo claro de cómo romper con el pasado, con trabajo de alta calidad y resultados a la vista de todas y todos, y en favor de toda la comunidad, no de un solo sector ni de una demarcación.

Omar arrasa con su natural simpatía, un estratega nato y un equipo fuerte literalmente a prueba de todo.