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Apóstol de la 4T

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

 

Hay dos tipos de crisis genéricas que quisiera poner a su consideración, amable lector, las reales y las que sólo nacen de la percepción pública.

Las reales pueden ser producto de coyunturas internacionales o domésticas, generadas por la aplicación errónea de decisiones de carácter público o por deliberaciones (in)voluntarias de quienes, por ignorancia, imprudencia o ingenuidad (hay más motivos) causan caos consuetudinariamente.

La percepción es atroz, porque no se tiene la certeza de que se trate de un elaborado sistema de factores para alcanzar una verdad falsa, una “tendencia”.

Por ejemplo, los índices de corrupción o impunidad que se hacen como resultado de una encuesta a cierto número de personas, en determinado lugar, con preguntas de las que se espera ya una respuesta, que pudieran ser o no tendenciosas, emiten una métrica y ésta pudiera ser fatal para una nación y su prestigio internacional, no digo que este ejemplo no sea aparte real, pero, al final, no existe constancia científica que lo acredite, son sólo dichos.

En México, la crisis social, política y económica tenía que evolucionar, y los mexicanos tenemos que reaccionar ya, algunos siguen como en un “lapsus brutus”, el presente es hoy. ¿Te has preguntado qué hiciste hoy por tu país, por tu comunidad? O tu aporte es sólo el no.

Era imposible políticamente la viabilidad del régimen anterior y era inevitable el cambio. A pesar de ello, hay quienes no solamente quieren crear una percepción de que el cambio es peor, que no hay rumbo, que las decisiones son errores. Claro, una percepción que no se sustenta frente a un pasado caótico, ineficaz e ilícito.

Pretender sembrar miedo y desorden en el nuevo gobierno, como versículos mediáticos, ya no dio resultado, el momento de hacerlo ya pasó, ya no es oportuno; la población ya aprendió que los discursos de descalificación son parte del mensaje confrontativo de intentonas divisorias. El brillo de legitimidad es un blindaje infranqueable del gobierno actual.

Frente a la denostación, el llamado es a la unidad, a nadie le sirve destruir al país mas que a los que lo creen propiedad personal.

El poder público pasó a ser de la colectividad, del consenso mayoritario, del beneficio común, del empresario e industrial comprometido, del campesino y obrero patriotas, del profesor y estudiantes aliados por la institución, de los servidores públicos honestos y eficaces.

Cada acto de gobierno debería ser un recordatorio de los motivos por los que la gente quiso esta transformación, recordar siempre que México ya es otro es un comienzo intenso y real.

Convoco a hacer propaganda de los principios de la Cuarta Transformación de la vida pública y privada del país, al cambio de paradigmas y protocolos, a la extinción de la corrupción, a cambiar la conciencia y conducta de todos, te invito, como yo, a ser un apóstol de la 4T.

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