Acapulco, la esperanza de renacer
Hemos nacido para unirnos con nuestros semejantes y vivir en comunidad con la raza humana. Cicerón Ese puerto fue fundado hace más de dos mil años por ...
Hemos nacido para unirnos con nuestros
semejantes y vivir en comunidad
con la raza humana.
Cicerón
Ese puerto fue fundado hace más de dos mil años por los indios tlahuica fue también, a la llegada de Hernán Cortés, el gran astillero de galeones exploradores a lo que hoy se conoce el sur del continente.
Acapulco era el puerto receptor de todos los productos provenientes de Oriente, condición que le hizo ser apetecible para ser saqueado por piratas; a principios de 1600 se construyó el Fuerte de San Diego para evitar los frecuentes ataques por parte de quienes querían despojarlo de las valiosas mercancías.
En 1927 se construyó la primera carretera pavimentada entre la CDMX y el puerto, pero, sin duda, la década de los 50 fue el periodo de crecimiento urbano y turístico de este hermoso puerto, hoy devastado.
Como gran parte de nuestra nación, Acapulco es un mosaico de desigualdades, donde conviven los propietarios de millonarios inmuebles de habitación, turistas y una población prestadora de servicios para éstos: taxistas, empleados domésticos, personal de vigilancia, meseras y meseros, músicos, estudiantes, docentes, empresarios y campesinos, quienes han hecho de esta localidad el centro estratégico de todo el estado y de la región centro sur del Pacífico mexicano.
El cambio climático es hoy el principal responsable de la inédita condición en la que el evento ciclónico convirtió una tormenta tropical, común y habitual en la región, en un huracán nivel 5 en cuestión de pocas horas.
A pesar de los avisos por parte de las autoridades, nadie estaba preparado para un devastador evento que ha causado muerte y desolación como nunca antes. Aun en el supuesto de haber conocido la categoría del huracán dos o tres días antes, la construcción de refugios y de evacuación de casi un millón de personas era imposible, por ello resulta, por lo menos, una vileza culpabilizar del desastre a cualquier nivel de gobierno.
La realidad es que en una condición de más del 80% de destrucción, las carencias requieren de una reacción nacional, más allá de la gubernamental, la sociedad mexicana en su conjunto tiene la obligación moral y patriota, pero principalmente humanitaria, para que de manera masiva se sume al acopio de víveres, enseres, herramientas, medicamentos, ropa y calzado, para una población en total estado de emergencia; es momento de que surjan iniciativas desde la comunidad artística para la realización de conciertos masivos y donar toda la utilidad recibida en favor de los guerrerenses afectados, así como la solidaridad de todos los gobiernos estatales y municipales para el mismo efecto.
Las empresas integrantes de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), en un acto voluntario, tendrían que estar enviando un porcentaje de sus mercancías para aliviar la carencia, lo mismo las grandes cementeras y las empresas más importantes de México.
En Acapulco se han escrito las historias más inolvidables para nacionales y extranjeros, este periodo de tristeza debe ser resarcido por todas y todos de manera urgente, Acapulco es de todo México y, como mexicanos, es nuestra responsabilidad ayudarlo y no verlo como un botín de guerra.
