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Movimiento ciudadano, rebelde y democrático

Ricardo Pascoe Pierce

Ricardo Pascoe Pierce

En el filo

 

 

Están surgiendo grupos de ciudadanos y ciudadanas en todo el país, de manera espontánea, en respuesta a la crisis económica, la pandemia, la creciente violencia y los signos preocupantes de una gestión gubernamental fracasada, autoritaria y polarizante.

 

  • Las redes sociales están facilitando la organización de conversaciones entre personas que encuentran un punto de coincidencia en su preocupación por el rumbo que toma el país.

Es un amplio y diverso movimiento motivado no por plataformas ideológicas, sino por las causas que unen a una sociedad proveniente de distintos orígenes, intereses y motivaciones. Es un movimiento centrado en valores esenciales: la defensa de la Constitución y sus principios republicanos, el Estado de derecho, los contrapesos —la independencia de los Poderes Legislativo y Judicial del Ejecutivo— y el respeto a la libertad de expresión, de movimiento y organización, además de los valores esenciales democráticos de la pluralidad y la tolerancia.

Lo que hace único este despertar ciudadano se observa en sus características. Una de ellas es que el movimiento de miles de organizaciones ciudadanas surge en torno a la identificación de una idea en común, y no como apoyo, por ejemplo, a un líder en particular. La idea es la necesidad de ganar la mayoría en el Poder Legislativo en las elecciones del próximo año con un bloque opositor democrático que recupere el papel de la Cámara de Diputados como contrapeso efectivo al Presidente y que inicie el proceso de cambio de rumbo de la nación hacia un futuro próspero, democrático y seguro.

Otra expresión del movimiento es que ve la urgencia de renovar formas transparentes de hacer política y la ética del quehacer en la toma de decisiones. Esto viene del malestar con los partidos políticos tradicionales, aunado al desencanto con el actual gobernante que tanto prometió y tan poco está logrando después de haber cumplido un tercio de su gestión. Los ciudadanos exigen nuevas prácticas y transparencia en el quehacer de la política.

El movimiento ciudadano que se extiende por los cuatro puntos cardinales del país y une a millones de mujeres y hombres que expresan su energía organizándose sin pedirle permiso a nadie. Es, por tanto, una fuerza rebelde, pero inscrita en la democracia. Pretende conmover al país con su organización, movilización y el voto en las urnas. El cambio es por la vía democrática o no será cambio, parecen decir millones de gargantas. Se acabó la era de las imposiciones. Es hora de cohesionar las organizaciones para hacer sentir su fuerza a lo largo y ancho del país.

La tecnología está facilitando la comunicación, organización, convocatoria y la movilización de todo el país. Chats en WhatsApp y reuniones en Zoom han roto con las barreras impuestas por la pandemia sanitaria. Es como si no existiera la cuarentena. Incluso la movilización de mujeres que se expresó el 8 y 9 de marzo sigue con fuerza, aunque subterránea por la pandemia, pero va a volver a tomar las calles y plazas del país en cuanto sea posible.

 

  • Esta combinación de rebeldía y espíritu democrático promete ser la nueva fuerza que llegó para cambiar las formas de hacer política y trastocar la correlación de fuerzas en el país.

 

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