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Lecciones de la covid

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

Mi querido viejo: estoy seguro de que, como miles de personas en el mundo, has tenido momentos de enojo, de ira y de repudio a la presencia de ese ultramicroscópico virus que invadió la Tierra, de modo que te preguntas qué lección nos puede dejar el covid, que sólo trajo enfermedad y muerte.

Pero vale la pena reflexionar, ahora que se acaba el año, ¿qué nos enseñó la covid?

La primera enseñanza que nos dio es que nosotros no somos los reyes de la creación, somos una de las miles de especies animales, pero nada más y, como las demás especies, nos podemos enfermar leve o gravemente y morir.

La segunda enseñanza es que estamos interconectados con el resto de los seres vivos, y tenemos un ejemplo: un mal como el covid pudo surgir por transmisión de algún animal, como el murciélago, que nos “contagia” el SARS y otros virus, pero nosotros somos los causantes de que los murciélagos sufran, debido a que invadimos su hábitat, una grave enfermedad llamada “síndrome de la nariz blanca”, que ellos no tenían y los mata por millones. Debemos reconocer que nuestras acciones depredadoras no son inocuas y afectan a todos; tú sabes que hay múltiples ejemplos de cómo los seres humanos hemos maltratado el planeta y cuáles han sido las consecuencias.

La tercera enseñanza es que el apotegma “la salud no es todo, pero sin salud no hay nada” es la pura verdad, y muchos de nosotros lo ignoramos, el tabaco, el exceso de comidas y bebidas, el estrés lo corroboran.

La cuarta enseñanza es que, frente a la enfermedad, todos somos iguales, porque la covid ataca por igual a ricos y pobres, exitosos y fracasados, jefes o empleados, presidentes o ciudadanos, cultos o ignorantes, por eso debemos poner en su verdadera dimensión la importancia de cargos y distinciones.

Pero creo que la mayor enseñanza, querido viejo, es que la covid nos ha dado tiempo para reflexionar como nunca lo habíamos hecho, porque las horas, días y meses aislados como prisioneros nos permitieron darle el justo valor a todas las cosas que nos rodean y a darnos cuenta de que tal vez en el tráfago de la vida diaria olvidamos o descuidamos principios y valores, olvidamos la importancia de las relaciones con nuestros familiares, con nuestros amigos, nuestros compañeros y, como dice Julio Iglesias, “nos olvidamos de vivir”.

Pero, además, hemos olvidado otras actividades, además del trabajo y ganar dinero, ¿qué lugar tiene en tu mundo eso que se llama cultura: la ciencia, el arte, la literatura, la pintura, la música?, ¿hace cuánto tiempo no lees un buen libro, te deleitas con una sinfonía o con obras de arte que ahora puedes encontrar en tu computadora, mientras se reabren los museos?

La covid nos ha enseñado, además, que la vida se acaba y que, con un descuido, llega la enfermedad y llega la muerte; entonces, podemos revalorar la vida, “resetear” la vida, como se dice ahora con términos tecnológicos. 

Y estoy seguro, querido viejo, que has “reseteado” tu vida, rehiciste la lista de tus prioridades, redescubriste el valor de una sonrisa, de una palabra amable, de un consejo dicho a tiempo, y aprendiste que, frente a la covid, tienes una responsabilidad contigo y con todos los demás, porque con un cubrebocas, sana distancia y limpieza te proteges tú y proteges a los demás.

Muchas cosas van a cambiar y, de hecho, han cambiado, y espero que este fin de año, después de las enseñanzas de la covid, todos seamos mejores seres humanos, más sabios, más humanos y más felices.

 

Mis mejores deseos en el 2021 para ti y todos los que amas.

 

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