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Trascender

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.

                Arthur C. Clarke

 

Hay muchas formas de transcender en la vida. Principalmente se puede transcender haciendo, dando, diciendo, escuchando o siendo, y se puede trascender para bien y se puede, también, trascender para mal, porque no en todas sus formas se expande la conciencia y porque no todas convierten a ese ser en alguien mejor para sí mismo y para los demás.

Trascender es estar o ir más allá de algo. Es traspasar los límites de la experiencia posible; es penetrar, comprender... es empezar a ser conocido y sabido… trascender es extenderse, es comunicarse más y mejor con uno mismo y con todo lo que nos rodea. Trascender es superarse uno a sí mismo y a esa esencia conocida. Pero, muchas veces, esto se olvida y se confunde.

Se olvida cada vez que se espera trascender con un solo golpe de planeación, de suerte o por producto del destino. Se confunde, cuando se le busca en la opinión y en la apreciación sólo de los demás. Porque no es acertado pensar que se trascienda sólo a partir de lo que se hace en esta vida, sino que se trasciende a partir de lo que se es. Se trasciende a partir de lo que se evoluciona como ser humano, se trasciende a partir de lo que uno es capaz de vencer en sí mismo. Trascender es superar esos límites impuestos o autoimpuestos que todos tenemos y que nos impiden perfeccionarnos.

Trascender es dominar el ego, la soberbia, la envidia, los juicios y las luchas de poder… trascender es dejar de aburrirnos frente a la vida; es trabajar frente a la frustración, es abandonar la obsesiva práctica de mirar más hacia la vida de los demás que hacia la propia; es dejar de competir y hacer comparaciones… siempre tan absurdas, es dejar la incredulidad y el no a un lado; es superar la tendencia hacia la victimización, la incapacidad de reír, de disfrutar, de compartir; trascender es dejar de creer que sólo existen y tienen validez nuestras propias experiencias; es dejar de valorar a los otros por lo que tienen y no por lo que son, es renunciar al patológico reconocimiento ajeno y es finalmente dejar de vivirse a uno mismo como un ser finito.

En mi opinión, no todos y no siempre consiguen trascender, y no todos los que trascienden se sienten plenos, y por eso también no siempre el aplauso y el reconocimiento externo hacen que alguien sienta que transciende. El mejor y mayor legado que podemos dejar es el de una vida bien vivida, una vida donde prime el espíritu de superación. Recuerde que uno nunca es lo que conoce de sí mismo ni lo que transmite a los demás… uno es lo que hace por acrecentar ese conocimiento todos los días, y por transmitirlo y compartirlo a favor de la vida.

Por eso hoy le invito a trascender, a vencer cada límite y cada obstáculo que le impide ser feliz y sentirse pleno; permítase explorar y explotar su esencia e ir más allá, porque ésa es la aventura más maravillosa de la vida: la transformación, el descubrimiento y la vivencia de esa potencia que todos somos y tenemos.

¡Como siempre, usted elige!... si se establece en la comodidad de su yo finito y conocido o si, por el contrario, se aventura a ser la mejor versión de sí mismo y… transcender.

¡Felices aventuras, felices trascendencias!

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