Precios impagables
Me han llegado algunas propuestas de boletos que, en la menor de las cotizaciones, comienzan en tres mil dólares, algo así como cincuenta y cinco mil pesos, lo que, a todas luces, pareciera estar fuera de toda proporción.

Pablo Carrillo
La neurona
Mientras que el proceso de venta de las entradas para el partido de reinauguración del mítico estadio Azteca ha sido complejo ante el cambio de la empresa encargada de vender en línea los accesos para el partido de la Selección Nacional de Futbol ante Portugal, la afición sigue con entusiasmo intentando adquirir lugares para estar presente en la inminente Copa Mundial de Futbol FIFA 2026.
Los precios son muy elevados, me han llegado algunas propuestas de boletos que, en la menor de las cotizaciones, comienzan en tres mil dólares, algo así como cincuenta y cinco mil pesos, lo que, a todas luces, pareciera estar fuera de toda proporción, sin embargo, al convertirse en un evento ligado al mayor mercado económico del mundo, que es el de los Estados Unidos de Norteamérica, pareciera algo inevitable. Se ha generado una inflación que hará del evento mundialista de tres países el más caro de la historia.
Al caer la importancia de los contendientes que estarán jugando en la sede regiomontana, es probable que en Monterrey comiencen a bajar los precios, sin embargo, habrá que tomar en cuenta que los aficionados, así como los no tanto, están ávidos de formar parte del Mundial, y muestra de ello son los inauditos precios que se están manejando en la reventa para ver a Cristiano Ronaldo, que es muy probable que lo veamos en acción en el mes de marzo en el Azteca, pero sin que sea un hecho rotundo.
Lo que no se puede dejar de observar es que se trata de un evento de alta demanda, de enorme expectación, de grandes retos para las sedes de nuestro país, que ojalá sean unas muy dignas, pues el comparativo con las sedes canadienses y estadunidenses será complejo. Esperemos que entreguen buenas cuentas, que la seguridad no sea un obstáculo, que la calidez y hospitalidad, características de nuestro país, sean la divisa.
No sobra recordar, una vez más, a las autoridades que estamos a menos de seis meses, que el compromiso es enorme, que la vitrina ante el mundo es una gran oportunidad para promover nuestro país, como lo que debe ser, un inmenso anfitrión, un campeón para recibir a los visitantes.
Mi consejo para los que no puedan pagar esos inmensos precios es que se organicen para poder seguir el Mundial en casa, con amigos, pero por favor, sin hacernos falsas expectativas de una gran actuación del seleccionado mexicano.
¡Qué más quisiéramos!