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Trump vs. Biden: El último round

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por Azul Etcheverry

A escasos días de llevarse a cabo una de las elecciones más incidentales en la historia moderna de los Estados Unidos, se efectuó el segundo y último debate entre el presidente republicano Donald Trump y el otrora vicepresidente demócrata Joe Biden, en el que ambos candidatos tuvieron la oportunidad de dirigirse principalmente a ese pequeño sector de la población que aún está indecisa respecto a su voto este próximo 3 de noviembre. Lo sustancial del asunto es que son estos votantes los que pueden llegar a incidir directamente en los resultados, si consideramos que para este proceso se esperan márgenes muy cerrados, particularmente en los estados bisagra como Florida, Arizona o Pensilvania.

Tras el bochornoso espectáculo que ambos candidatos ofrecieron al público en el primer debate, para esta segunda entrega ambos equipos decidieron cambiar ligeramente las reglas del juego para permitir una interlocución más ordenada y respetuosa, a través de la cual pudieron dirigir sus mensajes clave sin que esto limitara las alusiones personales y contrarréplicas de alegatos.

Como se tenía previsto, el tema central fue el manejo de la pandemia por covid-19, que ha asolado particularmente a ese país con más 220 mil desafortunados decesos. Por una parte, el candidato demócrata continuó exhibiendo la incapacidad de la administración para guiar al país y responsabilizó a Trump por los malos resultados. Mientras tanto, el presidente intentó desmarcarse de las acusaciones culpando a las administraciones estatales demócratas, particularmente la de Nueva York, en donde el paso del virus ha sido particularmente fuerte.

Lo destacable de este punto en la discusión es que abrió la oportunidad para hablar de las vulnerabilidades de su sistema de salud, en donde Biden rescató lo conseguido durante su periodo como vicepresidente con el Obamacare y la inclusión de millones de estadunidenses menos favorecidos en dicho programa, en tanto que Trump aprovechó el momento para desprestigiar esta estrategia y declarar que busca un nuevo sistema de salud pública, a pesar de que durante su mandato no ha presentado ningún plan o propuesta, incluso, con el apoyo mayoritario en el Senado.

Otros de los temas principales que se abordaron durante el encuentro fueron la corrupción, el racismo institucional y la migración. En el primero de estos apartados, ambos candidatos aprovecharon la oportunidad para exhibir las supuestas faltas del otro sin mayor trascendencia. En lo que respecta al racismo institucionalizado, el candidato demócrata hizo énfasis en la falta de sensibilidad gubernamental para enfrentar los temas que más afectan a las comunidades afroamericanas, sin que esto signifique que haya propuesto soluciones al conflicto social que representan estos problemas añejos. Por su parte, el presidente tuvo el detalle de compararse con Abraham Lincoln como uno de los presidentes que más han hecho en favor de los afrodescendientes de ese país.

Respecto a la política migratoria, ninguno de los dos candidatos llegó con propuestas tangibles, sino que se limitaron a repartir culpas en lo que atañe a la política fronteriza de tolerancia cero, promovida por Trump, a partir de la cual se separó a más de quinientos niños migrantes de sus familias. Sin duda, una oportunidad desaprovechada para establecer vínculos reales en el corto y mediano plazo con los más de 36 millones de hispanos que, se estima, viven en los Estados Unidos.

Al final del día, la balanza se mantendrá inmóvil, a reserva de lo que pueda ocurrir en esta recta final antes del día de las elecciones. La ventaja en las encuestas nacionales la mantiene Biden con un margen de casi 10%. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que en la democracia norteamericana todo puede suceder.

 

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