Logo de Excélsior                                                        

Cuentos rusos

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por Jaina Pereyra
 

Cuando yo era niña, todos los villanos de la televisión eran comunistas. Esto no lo sé, por supuesto, porque mi conocimiento de la geopolítica fuera especialmente desarrollado a mis ocho años, sino porque mi papá, marxista leninista, en su propia definición, lo señaló molesto un día que la televisión proyectaba Kit: el auto increíble.

Desde que empezó todo el asunto de la intervención rusa en las elecciones en Estados Unidos, me acuerdo prácticamente diario de ese día. Me llama la atención lo mucho que ha cambiado el mundo. Cómo Rusia y EU dejaron de ser referentes antagónicos. Cómo la “amenaza” comunista se ha reducido a un remedo de mala calidad en países que parecen aislados del pasar del tiempo.

La intervención rusa en las elecciones en Estados Unidos tiene fuerza narrativa y tiene un resultado atroz, visible, que no necesita explicación: la presidencia de Donald Trump. Es una historia (real, al parecer) bien contada por lo que representa, en el imaginario colectivo estadunidense, la injerencia de la Unión Soviética en su país. Todos los recuerdos que evoca: las actividades de espionaje, la carrera por el espacio, la competencia por dominar la narrativa de una época.

Los rusos quieren, otra vez, definir el rumbo de los Estados Unidos y el resultado es un presidente totalmente desarmado para serlo. Voilà.

En la versión estadunidense no importa el para qué, porque la simple injerencia tiene una carga emotiva suficiente. Pero ahora, nos dicen, la amenaza pudiera estar rondando en México. No hay evidencia de que Putin quiera que gane AMLO, pero él debería deslindarse del supuesto, exigen algunos analistas. Putin busca “la derrota de la verdad objetiva, el desprestigio del periodismo y los expertos, el triunfo de la emoción sobre la evidencia y, crucialmente, la confusión que luego engendra la irritación social”, afirmaba León Krauze el lunes pasado en El Universal. Y sigo sin entender por y para qué.

Al parecer la Rusia de hoy no quiere imponer ideologías, sino destruirlas; tiene el plan de socavar democracias, convertirlas en chiqueros con liderazgos de pantomima y, ya que el desorden sea insostenible, invertirá con su grupo de deleznables oligarcas en… no sé, no me han sabido explicar, pero sus ciudadanos verán que las democracias no funcionan y dejarán de pedir democracia en su casa.

¿En serio? ¿Cuándo su país funciona tanto mejor que muchas democracias funcionales? Como bandera política, es una historia mal contada, porque, además, no nos pinta el escenario de qué pasaría, de materializarse.

López Obrador responde a las acusaciones con un video en el que dice estar esperando un submarino ruso en el puerto de Veracruz. El video es una joya. Un hombre que ha aprendido que no se puede enojar, se burla cínicamente de sus adversarios. El nivel de la respuesta apenas alcanza lo risible del debate.

Pero está bien. Concedamos: supongamos que Rusia prefiere un resultado sobre el otro (así como por toda la vida Estados Unidos lo ha hecho,
valga decir).

Supongamos que sus hackers efectivamente participan en un complot en contra de nuestras instituciones democráticas (es un decir). ¿Es un tema de seguridad nacional? Adelante. ¿Es un tema de campaña electoral? Para nada.

La competencia tiene tantas historias que nos podrían contar. Suyas y de su oponente. Historias de esperanza y de terror. Sus vidas, de todos, son tierra fértil para cosecharlas. Pero no. Prefieren quedarse con el tema de la intervención rusa.

Nos cuentan una historia que no nos significa nada, con un argumento inacabado y debatible.

¿Es tal la pobreza narrativa de este proceso electoral que vamos a tener que adoptar el discurso de oposición que hoy resuena en Estados Unidos? ¿No podemos exigirnos un poquito más? Porque si ya vamos a copiar discursos estadunidenses, yo sugeriría que nos fuéramos por el que nos identifica como una tierra de oportunidades, y no el que nos convierte en víctimas de un complot internacional. Lo dejo en la mesa…
                               
               

*Experta en discurso político. Directora de Discurseros SC.

 

Comparte en Redes Sociales