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El PRI, creador de instituciones

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Jaina Pereyra*

 

El viernes nos anunciaron que Santiago Nieto había sido destituido como titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade).

¿Que por qué lo corrieron? Pues según el comunciado de la Procuraduría, la razón radica en “violaciones al Código de Conducta de la Procuraduría General de la República”.

Claro, para mí ésa es la primera nota: la PGR tiene un Código de Conducta.

La destitución, según el mismo comunicado, se habría dado con apego a “los artículos 30 de la Ley Orgánica de la PGR y 137 de su reglamento”.

Ustedes pensarán, como pensó la ingenua de mí, que en esos artículos se encontraría una razón legal y legítima que ameritara tan escandaloso despido. Tal vez, por ejemplo, cómo y por qué el Sr. Nieto violó el mentado Código.

Lectora, lector queridos: ni se desgasten. La norma referida no explica en lo absoluto el despido. Los citados artículos sólo nos aclaran que Alberto Elías Beltrán, en su calidad de encargado de despacho, tiene la facultad de hacer lo que podría hacer si fuera procurador.

Ahora bien, según mi precario entendimiento, de esos artículos no se desprende que don Alberto pueda hacer lo que se le dé la gana, cuantimenos sin fundamento jurídico, pero probablemente sí dice eso y no lo entendí porque no soy abogada.

En fin, el viernes todos empezamos a especular. La causa más probable, pensamos todos, estaría relacionada con la declaración de Santiago Nieto al periódico Reforma, en la que acusaba a Emilio Lozoya de presiones para que declarara su inocencia en el caso Odebrecht. Pero lo cierto es que seguimos sin saber a ciencia cierta en qué radica la violación al Código de Conducta.

Repasando sus elementos, fundamentalmente diez compromisos, francamente no identifico cuál de ellos se violó.

Por el contrario, sí me llama mucho la atención que yo no conociera de ningún despido previo por su transgresión, siendo que contiene compromisos como “promuevo, difundo, respeto y garantizo los derechos humanos de todas las personas” y vienen a mi mente Ayotzinapa o Tlatlaya pero ningún mando medio o superior destituido.

 O, por ejemplo, “actúo con transparencia, aseguro el acceso ciudadano a la información, protejo los datos personales y rindo cuentas”, y pienso en Pegasus, pero, otra vez, en ningún despedido. O, también, “identifico, evito y denuncio toda forma de corrupción y conflicto de interés” y recuerdo que, precisamente en el caso  Odebrecht, muchos analistas señalaron un posible conflicto de interés dada la responsabilidad que tuvo Raúl Cervantes en la campaña presidencial sujeta a investigación.

Todo genera suspicacia. De repente el discurso que dio el Dr. Cervantes frente a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en el Senado (por mucho el mejor que le he escuchado, por cierto) tiene muchas lecturas.

 No sé si interpretarlo como jalón de orejas, como alerta, como ironía o como cinismo cuando pienso que días antes nos habló de una Fiscalía autónoma que “deje de ser la representante legal del Ejecutivo Federal”; cuando hablaba del resultado institucional necesario de “tener un compromiso indeclinable para combatir los delitos electorales y los actos de corrupción” y señalaba como logro precisamente la autonomía de la Fepade.

O el orgullo de haber “vinculado a proceso a funcionarios que se sentían intocables”. En fin…

En las elecciones del 2012 yo siempre argumenté que amenazar con el “regreso del PRI” a mi generación no nos decía nada, que insistir en que se quedarían otros 70 años nos parecía absolutamente improbable.

 Hoy veo la maquinaria de desarticulación institucional que parece haber encendido motores y entiendo cómo pudo ser que viviéramos todo el siglo XX sin alternancia.

“Es necesario invertir en el capital humano y moral del país”, también lo dijo Cervantes el lunes. ¿Cómo discutirle después del viernes?

Ojalá el Senado en estos días decida erigirse en el poder autónomo que se supone que es; ése que sirve de contrapeso al Ejecutivo.

De otra manera, el PRI no sólo se podrá vanagloriar de haber creado muchas instituciones del Estado mexicano, sino también de haberlas destruido.

 *Especialista en discurso político.
                      Directora de Discurseros SC.

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