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Fondeso, crédito al emprendimiento con dimensión social

Opinión del experto Comunidad

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Por Fadlala Akabani

Por primera vez desde 1928,cuando Álvaro Obregón promovió la Ley Orgánica del Distrito y los Territorios Federales, 1997 trajo la elección de representantes a la Asamblea Legislativa y del titular del Ejecutivo local. Desde la Ciudad de México, en clara oposición al régimen neoliberal y su política económica, se gestaba un movimiento popular de alcance nacional para el que la victoria de Andrés Manuel López Obrador en la elección de jefe de Gobierno para el periodo 2000 fue un paso trascendental.

 

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La irrupción de la izquierda como fuerza política hacia finales de los ochenta trajo consigo un impulso democratizador que permeó distintos ámbitos de la vida pública, surgió espacio para las reformas legislativas (1993 y 1996) que habilitaron la elección directa de autoridades político-administrativas y el ensanchamiento de sus facultades en la capital del país.

Las nuevas potestades del jefe de Gobierno permitieron realizar el primer ejercicio de austeridad presupuestal en la era contemporánea, dando paso a una ola de políticas públicas enfocadas en el desarrollo social (criticadas primero, pero copiadas después por otros gobiernos); los programas para adultos mayores, madres solteras y estudiantes vincularon la figura de AMLO al énfasis de la política social, que estuvo acompañada de avances en materia económica como crecimiento superior al 5% en 2006 y el menor endeudamiento público hasta entonces.

Hacia junio de 2002 fue creado el Fondo de Desarrollo Social (Fondeso), un fideicomiso público de inversión y administración tutelado por la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) cuyo fiduciario es Nacional Financiera. El diseño de la institución fue concebido para orientar su acción prioritariamente hacia sectores desfavorecidos, impulsar la generación de empleo y el mejoramiento de los ingresos familiares mediante apoyo a la micro y pequeña empresa.

A partir de la fallida sucesión de Miguel Ángel Mancera se perdió la tradición de gobiernos locales con alto compromiso social; naturalmente, el Fondeso también desdibujó su vocación original. En este periodo (2012-2018) el número de créditos otorgados no creció significativamente, tampoco el presupuesto asignado que superó en tan sólo 28 a los 600 mdp ejercidos de 2006 al 2012 con el mismo fin. Las tasas de interés fluctuaron entre el 12, 18 y 24 por ciento anual, que aun siendo cuantitativamente inferiores a la oferta bancaria continuaron altas, especialmente para el surgimiento de nuevos negocios.

Buscando resarcir este retroceso y por instrucción de la doctora Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno, al principio de la presente administración (2018) me fue encomendada la tarea de reestructurar el Fondeso con objetivos claros: recuperar y fortalecer su vocación social original.

Ser consecuente en los actos respecto a los dichos en política pública implica poner el recurso donde está el discurso. Preocupados, pero sobre todo ocupados, asignamos un presupuesto histórico para el fondo que superó los 400 mdp en el primer año, actualizamos la oferta crediticia y añadimos capacitaciones obligatorias para acceder a los financiamientos.

Uno de los cambios que me hacen sentir más satisfecho, por permitir el incremento en la asequibilidad de nuestros financiamientos, es la considerable reducción en las tasas de interés. Actualmente el fondo opera con 2 tasas: una del 6%, aplicable a la mayoría de los productos crediticios, y otra del 0%, para impulso al autoempleo en zonas de muy alta marginación, en consonancia con la política de equidad territorial instrumentada desde Sedeco para las alcaldías de Iztapalapa, Gustavo A Madero, Álvaro Obregón y Milpa Alta. Las tasas de interés son bajas porque la inversión pública es por el desarrollo de las personas, no para la acumulación de capital.

En 18 meses del actual gobierno, el Fondeso ha otorgado más de 97 mil créditos por un monto superior a los 955 mdp, lo que significa que fueron ampliamente superadas las cifras de colocación de la administración Mancera, que asignó menos de 66 mil créditos en 6 años.

Con mucho gusto puedo decir que 74% de los financiamientos han sido otorgados a mujeres emprendedoras y el 94% de las beneficiarias paga en tiempo y forma, su esfuerzo por sacar adelante a sus familias se afianza como un pilar económico para la Ciudad de México y demuestra en los hechos que la apuesta de AMLO en favor del financiamiento a sectores marginados de los servicios bancarios está ganada.

Tal como lo plantea Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, el siglo XXI demanda la creación de un nuevo modelo centrado en el bienestar de las personas que impulse el crecimiento económico desde abajo y haga justicia a quienes tienen voluntad, creatividad y fuerza para emprender; un modelo que no permita “rescates” bancarios ni la conversión de pérdidas privadas en deuda pública.

 

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Hablar del Fondeso actual es hablar de una institución financiera, sí, pero con un rostro humano que a nadie conviene perder, pues “por el bien de todos, primero los pobres”.

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