En silencio
El acervo de Octavio Paz se depositará en una bóveda del Archivo General de la Nación
Por Juan Carlos Talavera*
Muchos interesados en el legado de Octavio Paz (1914-1998) estarán más tranquilos cuando sepan que el acervo documental y bibliográfico del poeta será depositado en una bóveda del Archivo General de la Nación (AGN).
La petición fue realizada por el propio Colegio Nacional, la institución depositaria de sus cartas, correspondencia y documentos, luego de que su esposa, Marie-Jo Tramini, falleciera intestada en julio de 2018 y sus bienes pasaran al DIF capitalino.
La fuente confirma que el Colegio solicitó una bóveda para resguardar el material del poeta que proviene, en su mayor parte, del departamento ubicado en Río Guadalquivir. Dicen que la idea es que, cuando se concluya el inventario, el material sea enviado a esa bóveda que permanecerá en silencio hasta abril de 2023.
De momento, se espera que las autoridades informen sobre los trabajos de limpieza y catalogación del archivo Paz-Tramini, así como el destino final que tendrán sus bienes inmuebles, colección artística y cuentas bancarias.
Mientras esto sucede, es preciso recordarle a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, que hoy se cumplen 33 días desde que cientos de artistas se manifestaron afuera de Palacio Nacional para exigir el pago por su trabajo.
En ese entonces alguien sugirió que se trataba de un puñado de inconformes, pero el tiempo reveló que los afectados sumaban más de cuatro mil e integraron el movimiento #novivimosdelaplauso, que aún exige que la funcionaria dé la cara.
Claro, los pagos llegarán. Lo preocupante es que la encargada de trazar las políticas culturales de México no se haya pronunciado sobre el tema. Digamos que eligió el silencio para enfrentar la crisis, como si nada ocurriera, como si esos inconformes fueran sirenas y ella, abrazada al mástil de una epopeya cultural, rezara aquel aforismo donde Tolstoi afirma que “la palabra no dicha es oro”.
Quizá también pensó eso cuando canceló las reuniones mensuales que ella misma prometió a los periodistas culturales. Sí, aquéllas que anunció el 11 de enero de 2019, mientras pregonaba cambios radicales en la política cultural de México. Al final, el tema murió de hipotermia.
Según sus redes sociales, la apretada agenda de
Frausto la ha llevado a inauguraciones, comidas, reuniones con embajadores y con la comunidad cultural que le aplaude. Incluso, hay quien dice que mientras las protestas se agudizaban, ella se fue de vacaciones a Bolivia.
Otros aseguran que Frausto está más ocupada por explicarle al Presidente por qué optó por un esquema de outsourcing para contratar artistas.
Los más loquillos aseveran que aún trabaja en su “diagnóstico vivo en tierra”, ese levantamiento de municipio en municipio que intenta conocer la situación de bibliotecas, técnicas artesanales y líderes culturales. Por desgracia, los resultados parecen escritos con tinta invisible, pues, hasta ahora no hay documento que revele avances. Ojalá que no entregue los resultados del agudo análisis hasta 2024, porque entonces no servirán ni para el Apocalipsis.
Para no perder ritmo, la funcionaria enfrenta una nueva misión: adquirir instrumentos para escuelas y bandas de Oaxaca, instrucción que el Presidente le dio el pasado 19 de enero, pero ella todavía no informa cuánto dinero utilizará para la compra y si echará mano de Viajes Premier. De cualquier manera, la pregunta sigue en el aire: ¿Frausto dará la cara?
BREVE APUNTE
Este espacio es el eco de dos presencias, o ausencias, según se quiera ver, la de René Avilés Fabila y de Víctor Manuel Torres, demonios de la cultura que llenaron este espacio con dignidad, quienes en algún momento me abrieron la puerta a sus proyectos. Siempre estaré en deuda con ambos. Por último, agradezco la generosidad de Pascal Beltrán del Río, Fabiola Guarneros y Lorena Rivera, por confiar en mí para navegar en este espacio.
