Los retos de la Constituyente de la CDMX

La conformación de la Constituyente es muy plural, lo que, sin duda, es una virtud.

Por José Antonio Lozano Díez*

En su historia, la Ciudad de México ha sufrido profundas transformaciones de orden político. En su carácter de centro del sistema político ha influido de forma importante en la transformación de las periferias representadas en las entidades federativas que conforman el conjunto del país.

Desde la Época Colonial, la Ciudad de México tuvo el reconocimiento de su importancia en el conjunto. Después de la independencia, y ante el triunfo del federalismo, se la convirtió en capital de la nueva nación y lugar donde se asentaron los Poderes federales. De allí su naturaleza de Distrito Federal, de forma parecida a la diseñada en el sistema constitucional de Estados Unidos.

Durante muchos años el carácter de Distrito Federal supuso un impulso a las actividades económicas, sociales y culturales de la ciudad que la hizo crecer hasta convertirse en una de las megalópolis más grandes del mundo. Sin embargo, dicho crecimiento no se reflejó en el de los derechos políticos de sus habitantes.

Al paso de los años, la ciudad fue transformándose, volviéndose más cada vez más plural por la diversidad de inmigrantes de distintos orígenes, cada vez compleja por los profundos cambios culturales que se gestaron de forma acelerada en su seno. Desde fines de la década de 1960 comenzó a emerger desde diversos grupos sociales la necesidad de un mayor reconocimiento político que ha concluido en la idea de tener una constitución propia.

Los procesos constituyentes son complejos y multifactoriales, suponen el reconocimiento de derechos fundamentales y un proyecto social de largo plazo. Para transitarlos se requiere de niveles mínimos de consenso y madurez para aportar al proyecto común.

En procesos constituyentes exitosos

—independientemente de la intensidad de los debates— se han tenido, entre otras, dos condiciones:

I) Se ha contado con posturas que pueden agruparse en un número limitado de opciones, dos, quizás tres, que permiten encontrar, fácilmente, puntos de equilibrio en el consenso y II) Ha existido un piso mínimo de valores aceptables para todos.

La Constituyente de la CDMX será formado por 100 ciudadanos: seis diputados designados por el Presidente de la República, seis diputados designados por el jefe de Gobierno de la CDMX, 14 diputados federales designados por el voto de dos terceras partes de la Cámara, 14 senadores electos por el voto de dos terceras partes de la Cámara correspondiente y 60 diputados elegidos bajo el principio de representación proporcional, tanto integrantes de partidos políticos como candidatos independientes.

Como puede notarse, la conformación de la Constituyente es muy plural, lo que sin duda es una virtud, pero escuchando en estos días las propuestas de los candidatos a convertirse en uno de los 60 elegidos en el proceso, que se llevará a cabo el próximo 5 de junio, lo que se denota es una enorme fragmentación de propuestas que parece difícil puedan ser agrupadas para encontrar puntos de equilibrio que lleven al consenso. Un consenso constituyente en el que no se alcance amplia mayoría mermará la legitimidad del texto final.

Por otro lado, en la Ciudad de México han existido intensos debates en los últimos años sobre derechos fundamentales ligados con la vida, la dignidad y la libertad de las personas. Cualquier pronunciamiento en esta materia dejará a un grupo importante de constituyentes y ciudadanos con la sensación de no estar representados.

Ambos retos, difíciles: legitimidad y representación para una Constituyente fragmentada. Esperamos que la madurez política y la visión de Estado se impongan en el proceso.

*Rector general de la Universidad Panamericana-IPADE.

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