Marisabidilla
Esta palabra compuesta viene de Mari, apocope de María, porque cualquier niña se llama María, incluso yo, y hay desde María de las Nieves, hasta María Asunción, María de la Encarnación...
Mi abuela decía que esa o aquella niña era una marisabidilla; que cuidadito con ella, porque te podía «dar tres vueltas» y, sobre todo, se lo decía a mi hermana.
Esta palabra compuesta viene de Mari, apocope de María, porque cualquier niña se llama María, incluso yo, y hay desde María de las Nieves, hasta María Asunción, María de la Encarnación, María del Carmen o María del Coro hasta Ana María, Mariana, Marisa, Mariángel, Marianela y muchas más. Ya que hasta hace poco tiempo —antes de que empezaran a proliferar las Jennifers y las Britneys— era común bautizar a las niñas con la advocación de la Virgen María, de acuerdo a donde se hubiese aparecido o a sus virtudes o potestades; por ello encontramos María del Socorro, María Anunciación, María Refugio y así —hay más de 90 advocaciones— , y sabidilla , diminutivo muy castizo de sabia, del latín sapere-sapentis, saber. Es interesante aquí hacer referencia que en latín se distinguía muy bien entre dos verbos: sapere y cognoscere. Sapere indicaba un estado contemplativo, es decir, un estado de conocimiento de modo positivo o pasivo, conocimiento que llega a ti, o que sabes porque tienes la cualidad de absorberlo; mientras que cognoscere indicaba un estado mental en evolución, es decir, el hecho de obtener la información gracias a la inquietud, a la curiosidad, a la expectación o al esfuerzo mismo por aprender. Así, el sabio es sabio por sí mismo, y el que que conoce e investiga es un erudito, un sabidillo.
Bueno, pero una mariasabidilla es una niña o mujer que presume de sabia, que piensa, cree o está convencida de que lo sabe todo. Y yo era un poco así de chiquita, me aprendía las capitales de todos los países del mundo, recitaba citas de películas y poemas completos, me sabía todas las marcas, los jingles, los anuncios, en fin, presumía de sabihonda, pero eso duró hasta que nació mi hermana: ella sí que era, es y seguirá siendo una marisabidilla en toda la extensión de la palabra.
Todo lo sabe y lo que no sabe, lo inventa. Pareciera ser la persona que está detrás de ask.com o Yahoo! Respuestas porque opina de todo, absolutamente de todo. Que alguien habla de enfermedades, hospitales o medicinas: ella sabe más, porque mi papá es médico —ha llegado hasta a dar recetas—. Que hablan de hijos, de bebés, de escuelas, de educación: ella sabe más, porque además de ser una Susanita nata —como la de Mafalda—, es madre de dos criaturas y madrastra de sobrinos e hijos de amigas al por mayor. Que alguien habla de viajes, o de shopping, o de ahorros, o de compras: ella sabe, y mucho, porque viaja y compra y todo eso. Y si alguien habla de política, aunque no sepa, ella opina; o de dietas, aunque nunca haya hecho una en su vida; y de cultura popular, ya no se diga: de series, de cantantes, de canciones —un cancionero Picot hecho mujer—, de programas de tele, series... se las sabe de todas, todas. No hablemos de orientación, de calles, o de lugares, Nieves es un GPS parlante.
Pero lo peor es cuando alguien habla de comida, porque ése sí es su mero mole —estudio para chef—, y entonces sí no hay manera de rebatirle, porque seguro sabe más, mucho más que usted y que nadie más: de recetas, de restaurantes, de platillos, de condimentos, de ingredientes, en fin. Lo mismo que de ideas y noticias, Nieves es una auténtica y original marisabidilla, una sabelotodo o una bluestocking, como se diría en inglés, en alusión a los miembros de la Sociedad de las Medias azules «Blue Stockings Society» del siglo XVIII, dirigida por Elizabeth Montagu1, una reformadora social y crítica literaria británica que era conocida como la Reina de las Azules, «Queen of the Blues». En origen bluestocking se aplicaba tanto para mujeres como hombres, pero luego, tal como Marisabidilla, sólo se aplicó a las mujeres, con un tono entre despectivo y envidioso. Mujeres que saben mucho, no es bueno.
Una Maríasabidilla como Nieves se contrapone rotundamente a una Maríaignorantilla como las hay tantas por ahí:
Como Sor Juana, Nieves nació en noviembre y sabe de todo y si no sabe investiga, porque no lo hurta, lo hereda: de mi papá, que también de todo sabe; de mi familia paterna, que no platica, da clase; del tío Topi, que fue autor de libros de texto de cálculo vectorial; de la tía Tarsila, que fue maestra en el siglo XIX, cuando las mujeres no estudiaban; y no sé, también de su propia manera de ser, porque, además, no acepta que nadie le rebata. Si discutes con ella y se apendeja, empata.
