¿Y don Pepe?

El Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología ya se encuentra en un espacio digno.Luego de muchas peripecias, el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH finalmente le concedió un espacio digno al acervo que contiene la historia ...

  • El Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología ya se encuentra en un espacio digno.

Luego de muchas peripecias, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) finalmente le concedió un espacio digno al acervo que contiene la historia arqueológica de México, único en América, el cual incluye desde informes, fotografías, pinturas al óleo, planos, inventarios y notas de campo de las primeras exploraciones arqueológicas en Palenque, Monte Albán y Teotihuacan, hasta, próximamente, el rescate arqueológico del Tren Maya. Un tesoro con más de un siglo de historia.

Por años, éste fue el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología o Archivo Pepe —en referencia coloquial a José Luis Ramírez, su responsable—, pero desde el pasado miércoles fue rebautizado como Archivo Nacional de Arqueología, en su nueva sede: el sótano del Museo Nacional de Antropología (MNA), ya que antes estuvo en Moneda 16, el Palacio del Marqués del Apartado y en avenida Revolución 1900.

La única crítica que le haría a Diego Prieto, titular del INAH, es que el nuevo espacio debería honrar la memoria de José Luis Ramírez Ramírez (1945-2020), don Pepe, reconocido por arqueólogos y funcionarios como el artífice que por más de tres décadas le dio cuerpo a ese cúmulo de papeles.

Según el apunte biográfico de Laura Concepción Pescador-Cantón, publicado en el número 32 de la revista Arqueología, Pepe fue un tejedor de tela de punto que laboró en la industria textil y que estudió Comercio y Contaduría.

En 1968 ingresó al INAH como contador y, al poco tiempo, se hizo cargo del archivo con casi ocho mil expedientes, aunque lo más valioso fue que inició una larga pesquisa para compilar información dispersa de expertos como José García Payón, Jorge R. Acosta, Pedro Armillas, Alfonso Caso, Ignacio Marquina y Wilfrido Du Solier, entre otros. También recuperó documentos de Florencia Müller y César Lizardi, y puso especial atención al registro de expropiaciones, a la compra-venta de las poligonales y a las delimitaciones de cada sitio arqueológico.

En pocas palabras, como asevera Pescador-Cantón, gracias a don Pepe, generaciones de investigadores e interesados en el mundo prehispánico pueden descubrir cómo se ha reconstruido el México antiguo.

Pese a ello, durante la ceremonia de apertura del nuevo espacio (Excélsior, 03/08/2023), Diego Prieto sólo dedicó 15 segundos de su discurso a don Pepe, a quien aludió como “el gran cuidador de este archivo técnico… que mucho aportó al cuidado, al desarrollo (y) a su salvaguarda”, y cerró pidiendo un aplauso. No creo que tres décadas de trabajo puedan resumirse así, con una mención. Pienso que la nueva sede debería tener una huella permanente con su nombre y su efigie para recordar y estimular a quienes hoy resguardan este acervo. ¿Por qué suprimir la memoria de don Pepe?

MURALISMO VIVO

Aún no hay mucha información pública, pero, en plena turbulencia por el contenido de los libros de texto gratuitos, se reveló que la Secretaría de Educación Pública creará el Museo Vivo del Muralismo, para lo cual Hacienda le asignó 150 millones de pesos.

Esta información fue publicada ayer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) y, según transparencia, requerirá la “adecuación de obra civil y equipamiento del edificio sede de la SEP” para instalar el nuevo museo y “revitalizar el enfoque humanístico del muralismo mexicano”, con asesoría del INBAL.

La primera etapa se realizará en los siguientes cuatro meses e implicará: intervención, adecuación y restauración arquitectónicos de 6 mil 875 metros cuadrados; un proyecto con muebles y aditamentos de exhibición, iluminación e instalación de voz y datos. Esperemos que la SEP informe pronto sobre este nuevo recinto y garantice que su museografía no estará contaminada con ingredientes ideológicos, sino que se limitará a temas estéticos e históricos.

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