Sin democracia
El Conservatorio Nacional de Música no cuenta con un consejo asesor de músicos destacados que oriente su tutela académica.
El Conservatorio Nacional de Música (CNM) aún no conoce el sabor de la democracia y eso en nada le ha beneficiado, en la última década, a una de las canteras más importantes de músicos mexicanos. Lo sabemos: sus instrumentos son insuficientes y no están en las mejores condiciones, sus instalaciones lucen deterioradas, su programa de estudios debe ser actualizado y su archivo histórico carece de orden.
Lo increíble es que, en pleno siglo XXI y con 156 años de historia, el Conservatorio no cuente con un consejo asesor de músicos destacados que oriente, de forma profesional, su tutela académica, y que la decisión la tome un grupo de acartonados funcionarios del INBAL y de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA), que alzan la manita como si eligieran al encargado de una oficialía de partes.
Hasta donde se sabe, Mónica Hernández Riquelme, titular de la SGEIA, quien carece de instrucción musical, es una de las principales responsables de la selección, al igual que Lucina Jiménez, directora del INBAL. Quizá por esa razón la SGEIA y el instituto eligieron, en un proceso opaco y dudoso, al director de orquesta Patricio Méndez Garrido, señalado por la falta de una formación sólida como músico, por violencia académica y acoso.
Esto propició, en días recientes, que la comunidad estudiantil se organizara y pidiera a las autoridades reconsiderar la decisión, pero, ante la negativa, integraron un comité de huelga y emitieron una convocatoria para realizar una asamblea general (el próximo lunes 29 de agosto, a las 10:00 horas) y determinar la protesta que emprenderán.
Méndez Garrido calificó las inconformidades como algo positivo que sucede en cada elección (Excélsior, 18/08/2022) y enlistó un intenso programa de trabajo para atender las necesidades académicas y de infraestructura urgentes. Incluso, prometió que en 2023 buscará que Hacienda asigne recursos para adquirir instrumentos nuevos.
Sin embargo, dicha iniciativa es un golpe desesperado para tranquilizar a la comunidad inconforme, pues sabemos que el presupuesto de 2023 sólo alcanzará para sostener la burocracia del sector y continuar las obras del Tren Maya, el Proyecto Chapultepec, el Programa Nacional de Reconstrucción y los eventos prioritarios de Alejandra Frausto, como Original y Tengo un Sueño, en los que el Conservatorio no tiene presencia alguna.
A esto se suma lo ocurrido el 23 de agosto, cuando Hernández Riquelme sostuvo una reunión con los académicos del Conservatorio para escuchar sus inconformidades. Al encuentro asistieron 13 profesores en formato virtual y ocho más en modo presencial, quienes recibieron un balde de agua fría al oír, con suave ironía y escasa diplomacia, que eran muy poquitos y que ella esperaba una asistencia mayor.
Pese a todo, los académicos presentaron argumentos que, tanto Lucina como Mónica, tendrían que tomar en cuenta. Por ejemplo, que Méndez Garrido no ha sido invitado a dirigir alguna orquesta de peso en temporada regular, que nunca ha encabezado una agrupación de primer nivel en México, que su formación musical no es sólida y que ostenta “un doctorado patito” en línea.
Dicho doctorado, advirtieron los músicos, lo hizo en la Universidad Tito Puente, academia particular inaugurada en 2008, en Puebla, donde se imparten clases de licenciatura en Música Popular, Artes, Mercadotecnia y Comportamiento Humano; maestrías en Armonía Moderna, Teoría y Didáctica de Solfeo y Dirección Musical; y los doctorados en Dirección Musical, Teoría y Didáctica del Solfeo y Armonía Modal y Atonal.
En suma, estudiantes y académicos coinciden en que Patricio Méndez no es un buen músico ni un buen académico y el INBAL tendrá que reconsiderar su decisión o enfrentar una protesta que iniciará el próximo lunes.
