Prosa inquebrantable

El joven Hadi Matar apuñaló ayer al escritor Salman Rushdie antes de que éste impartiera una charla en el Instituto Chautauqua

No fue una bala ni una bomba con lo que se intentó silenciar al tenaz y brillante escritor Salman Rushdie (Bombay, India, 1947), sino el acto breve y deleznable de un joven de 24 años —al parecer llamado Hadi Matar, que en cualquier ficción asumiría el papel de sicario despreciable—, quien lo apuñaló en el cuello y en el abdomen la mañana de ayer, antes de que iniciara una charla en el Instituto Chautauqua, en Nueva York.

Rushdie saludaría a la audiencia para hablar sobre libertad y refugio para escritores perseguidos. Quizá le contaría al público su inquietud por apoyar a los autores ucranianos, como lo expresó a Suzanne Nossel, directora ejecutiva del PEN América. Pero, antes de tomar el micrófono, el autor de Hijos de la medianoche fue acuchillado y cayó al suelo.

Entonces fue llevado al hospital y, luego de la cirugía,

Andrew Wylie, agente del autor, anunció que Salman fue conectado a un respirador y que perdería un ojo, que le fueron cortados los nervios de un brazo y que su hígado resultó dañado, por lo que la situación era delicada.

Aún no se conoce el móvil del ataque, pero cualquier justificación sólo pudo beber una de dos cicutas: la locura o la intolerancia que, desde hace 33 años, emprendió el régimen islámico iraní, tras amenazar de muerte al autor de Los versos satánicos. Sin embargo, esta agresión no es contra Rushdie ni un simple ajuste de cuentas por motivos ideológicos, sino un ataque abierto contra la creación literaria, la imaginación y la libertad. Sus críticos pueden sonreír hoy, pero su prosa será un símbolo inquebrantable de libertad.

URGE EVALUACIÓN

Todo parece indicar que muy pronto se designará al nuevo director del Conservatorio Nacional de Música (CNM), una decisión impostergable que Lucina Jiménez, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), ha tomado en sus manos.

Esperemos que el próximo director del Conservatorio elabore un diagnóstico profundo sobre las condiciones en que se encuentra la institución, desde sus instalaciones y su plan de estudios, hasta los instrumentos con que ensayan los músicos y las condiciones en que está su acervo histórico.

Pero, mientras se resuelve el tema, Lucina Jiménez tendría que informar (o exigir que se esclarezca) por qué el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) mostró desinterés por conservar, preservar y difundir el archivo del compositor mexicano José F. Vásquez (1896-1961), uno de los más importantes y menos conocidos del siglo XX.

Recordemos que hace casi un mes se informó sobre el tema (Excélsior, 19/07/2022) y hasta hoy no hay ninguna declaración oficial, pese a que funcionarios como ella insisten en la importancia de la memoria y de la protección del patrimonio cultural de México. Me parece que la servidora pública tendría que hablar fuerte sobre esa pérdida que ensombrece el nombre de la institución que encabeza.

Además, tanto el INBAL como el Cenidim tendrían que explicar los términos en que llegó el archivo y por qué se incumplió el acuerdo con el escritor y promotor cultural José J. Vásquez, heredero del músico, y con la investigadora Enid Negrete.

¿Acaso la titular habló con José J. Vásquez y con Enid Negrete para conocer la denuncia?, ¿exigió algún tipo de investigación sobre lo ocurrido o se quedó cruzada de brazos en la bruma de su escritorio?, ¿qué pasará con el funcionario del Cenidim que pidió dinero a cambio de transcribir y grabar el fondo del compositor?, ¿cuál será el destino de la copia digital que el Cenidim hizo del archivo si ésta no podrá ser utilizada sin autorización del heredero? Nada de esto sabemos, porque es más fácil esperar el olvido o la distracción del Mondiacult 2022.

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