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Polifonía

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

La Fonoteca Nacional lanzará en 2022 un micrositio dedicado a la música del compositor Mario Lavista (1943-2021), fallecido hace un mes exactamente, en el que se incluirán grabaciones que él donó a la dependencia, con un texto amplio sobre su obra.

Dichas grabaciones, me contó Pável Granados, fueron entregadas por Lavista en septiembre. Se trata de 10 cintas de carrete abierto y cuatro casetes con fragmentos de su música, a lo que se sumarán materiales del archivo donado por El Colegio Nacional.

La iniciativa es interesante e impostergable porque es necesario darle un impulso a la obra de este compositor que tanto dialogó con la literatura y que creó una obra lumínica en la que no es fácil navegar. Sin embargo, esperaríamos que muy pronto las autoridades culturales, encabezadas por Alejandra Frausto, Lucina Jiménez y Pável Granados, busquen a la coreógrafa Claudia Lavista, hija del compositor, para tratar de acopiar un mayor número de grabaciones o integrar otros materiales a ese espacio virtual que ya se tiene en mente.

Debe recordarse que, al final del homenaje luctuoso, el pasado 4 de noviembre, Claudia detalló que conformará un consejo con especialistas y amigos cercanos al músico, como Sergio Vela y Gabriela Ortiz, para decidir el destino de su piano, sus partituras y grabaciones, y lograr que su música llegue a todas partes.

“Quiero que la música y la obra de mi padre tenga acceso libre y que pueda ser escuchada por los jóvenes y por personas de todos los países; que sus partituras estén abiertas y a la mano para ser consultadas, y que sus piezas puedan ser tocadas en todas las orquestas”, comentó en aquel homenaje.

Sabemos que también está pendiente el destino de su biblioteca y, si mal no recuerdo, Claudia Lavista sugirió que al menos una parte de ésta fuera al Conservatorio Nacional de Música. Por cierto, vale la pena recordar que aquel día Frausto le prometió a Claudia que se tocará mucho más la obra de su padre. Todos lo escuchamos, y ojalá que aquella promesa encuentre luz en 2022.

ARTURO MÁRQUEZ

Parece innecesario recordar a las autoridades del INBAL y de la Secretaría de Cultura federal que el próximo 20 de diciembre cumplirá 71 años el compositor Arturo Márquez (Álamos, 1950), autor de obras maestras como Danzón No. 2, Conga del Fuego Nuevo y Alas (a Malala).

Seguro tienen en mente que el año pasado omitieron la celebración de su aniversario 70, en nombre de la pandemia, por lo que, más allá de repetir grabaciones en YouTube o en su plataforma, se espera un esfuerzo mayor, quizá un festín musical en el Complejo Cultural Los Pinos y en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

¿Acaso es mucho pedir que estas distraídas funcionarias le rindan un merecido homenaje a una de las glorias vivas más importantes de la música mexicana? Porque siempre será mejor una fiesta sonora en vida que un homenaje luctuoso en Bellas Artes.

Considero que tuvieron tiempo para invitar a la violinista Anne Akiko Meyers para estrenar en México el concierto para violín Fandango, la más reciente creación de Márquez. Dicha obra, dividida en tres movimientos (Folía tropical, Plegaria y Fandanguito) es fascinante y, sin ser un crítico especializado, podría describirla como un viaje a través del tiempo en cuyos muros de resonancia se adhieren ecos y estampas de la mexicanidad.

La obra, que conserva el inconfundible estilo de Márquez, se estrenó el 24 de agosto, en plena pandemia, en el Hollywood Bowl de Los Ángeles, bajo la batuta de Gustavo Dudamel; y se reestrenó dos meses después con la Sinfónica de Seattle, bajo la dirección de Giancarlo Guerrero. ¿Cuánto tiempo pasará para que resuene en México?

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