Maniobra acústica

La nueva concha acústica que será instala­da en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, en los próximos días, tuvo un costo de 11 millones 170 mil 323 pesos, es de la marca Staging Concepts y modelo Bravado, revela a este espacio el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

La dependencia ha expresado, en un breve reporte, que el diagnóstico para modificar la concha acústica fue realizado en 2017, cuando se llevó a cabo un taller en el que los expertos compilaron información, observaciones y re­comendaciones para una posible sustitución, es decir, siete años después de que la em­presa Teletec instalara la hoy existente, con un costo de 20 millones de pesos, durante la gestión de Teresa Vicencio Álvarez, entonces titular del INBA.

De acuerdo con el diagnóstico en manos de Lucina Jiménez, titular del INBAL, y de Laura Ramírez Rasgado, subdirectora ge­neral de Bellas Artes, la actual estructura acústica presenta se­rias deficiencias que afectan el funcionamiento de la Sala Prin­cipal. Por ejemplo, cada uno de sus módulos y plafones es pesa­do y voluminoso, lo cual ralenti­za su montaje y desmontaje, al punto de que se requiere la in­tervención de 40 técnicos para realizar las maniobras.

A esto se suma el hecho de que acústi­camente es deficiente en su configuración actual, que su almacenamiento ocupa de­masiado espacio, su iluminación es dispar y, debido a sus dimensiones, dichas maniobras han dañado el piso escénico.

Según el INBAL, la instalación de la nueva estructura sólo requerirá el pago adicional de 548 pesos a cada trabajador que apoye en las labores, bajo el concepto de servicios extraor­dinarios, con lo cual se estimaría un costo de instalación de 21 mil 920 pesos.

Una vez concluidos los trabajos, la estruc­tura desmontada será enviada a uno de los almacenes del INBAL y resguardada de forma temporal para, posteriormente, “llevar a cabo las adecuaciones necesarias y asignarla a otra área del instituto donde resulte útil”.

Esperemos que el cambio de concha acús­tica sea de utilidad para la Sala Principal y que, cuando se concrete su reasignación, se informe de manera transparente, su destino. Sin embargo, sería mucho mejor que esos más de 11 millones de pesos se destinaran al montaje de óperas y conciertos sinfónicos en Bellas Artes.

Sólo resta saber si Lucina Jiménez o al­guna autoridad del sector cultural llamará a rendir cuentas a Teresa Vicencio, actual secretaria administradora de El Colegio Na­cional (ECN), aunque sea como trámite, para revisar por qué optó por la estructura acústica que hoy debe ser sustituida.

OFRENDA POPULAR

Es posible que la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, no haya advertido que el pasado miércoles 1º de junio adoptó un tono de iluminada durante su inter­vención en el Museo Nacional de Culturas Populares, arropa­da por un público de aplauso fácil entre el cual tomó valor y se ofrendó a sí misma un cumplido fuera de tono, poco antes de en­tregar reconocimientos a los tra­bajadores que han laborado en el recinto por más de 40 años.

Veamos su declaración: “Una de las cosas que tal vez poco imaginábamos es que al­guien que hubiera estado al frente de Culturas Populares (como Frausto) llegara a ser titular de la SC, pero vivimos otros tiempos. Vivimos tiempos en los que esto se reconoce como la mayor riqueza. Durante mucho tiempo estu­vimos vistos de lado, como si fuera… ¡bueno!, hay que conceder un poquito a la cultura po­pular, hay que darle cierto lugar”.

No se trata de arruinar el ánimo ni la cele­bración de la titular, pero hasta hoy nadie la ha definido como embajadora de la cultura popular y, aunque sí ha colocado el tema en el centro de su discurso, y de su atuendo, aún no arrojan resultados visibles. En todo caso, no vendría mal un poquito de humildad y autocrítica.