Lo efímero
La Compañía Nacional de Teatro estrenó la obra Cartografía de una tormenta, en la Sala Héctor Mendoza de Coyoacán.
En redes sociales, la fama y el prestigio de una persona pueden tener la vida de una cachipolla o de una libélula. Bajo esa premisa gira la obra de teatro Cartografía de una tormenta, de Hugo Wirth, inspirada en La tempestad, de William Shakespeare, se estrenó hace un par de días en la Sala Héctor Mendoza de Coyoacán.
La médula del relato es sencilla, fresca y alucinante: una escritora y académica consagrada llamada Mariana es acusada de plagio por su exalumna Aldonza, quien emprende la campaña de odio #Ladyplagio y desata múltiples denuncias por maltrato y tortura sicológica que nadie comprueba, pero que derivan en el aislamiento de la autora, quien desarrolla agorafobia súbita.
Pero dicho relato, que tendrá temporada hasta el 27 de marzo, no sólo se concentra en el papel de Santa Inquisición que asumen las redes sociales, sino en la fama y la vanidad de los jóvenes autores, el egocentrismo de las plumas consumadas, el bloqueo creativo, la censura, la quema de libros, la adicción a los antidepresivos, la locura que habita en los edificios antiguos y la dependencia de los asistentes personalizados (como
Google, Cortana, Siri y Alexa), al punto en que éstos podrían materializarse en humanos con WiFi.
En esencia, el montaje es ambicioso y sumerge al espectador en un caos controlado –que podría mejorar algunos aspectos visuales, conexión narrativa y movimiento escénico–, pero que cumple con provocar la suficiente náusea a ese espectador que rechaza la automatización extrema y los efectos del juicio sumario, que podrían resumirse en uno de los diálogos de Mariana: “Las palabras son peligrosas, pero la boca es inocente”.
ALMADÍA, 17 AÑOS
La editorial Almadía cumple 17 años de vida y, en ese marco, anunció la apertura de su sede en Madrid, España, donde realizará sus impresiones locales y el lanzamiento de su catálogo, con títulos imprescindibles de
Sergio Pitol, Juan Villoro, Bernardo Esquinca, Tedi López Mills, Samanta Schweblin y las jóvenes Clyo Mendoza y Andrea Chapela, junto con sus novedades de 2022 de autores como Edmundo Paz Soldán, Jorge Carrión, Francisco Goldman y Juan Villoro.
Ojalá que el proyecto tenga larga vida y que no suceda lo mismo que con otras iniciativas.
Recuerdo, por ejemplo, la publicación de la serie A puño limpio: La gran historia del boxeo, lanzada por Almadía en 2018, basada en la compilación del cubano Omelio Ramos Mederos, con 12 fascículos coleccionables que reunirían las mejores historias del boxeo. La realidad es que sólo publicaron los primeros cuatro y la interrumpieron sin mayor explicación.
Algo parecido ocurrió con la apertura de la Casa Refugio para escritores perseguidos, con sede en Oaxaca, impulsada por el sello y la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), proyecto que ubicarían en el Centro de las Artes de San Agustín Etla y arrancaría a inicios de 2015, con la posible llegada de dos escritores perseguidos de África o de Asia, lo que no sucedió.
Y, por último, el Centro Cultural Mexicano en Los Ángeles, cuya meta era crear un espacio que convocaría a lectores y creadores de habla hispana, especialmente de la comunidad oaxaqueña, el cual nunca se concretó.
Coincido en que los últimos años no han sido de bonanza para el sector editorial independiente, pero anuncios de este calibre no deberían ahogarse en mezcal ni sufrir el síndrome de la botella lanzada al mar.
FESTEJO AL VACÍO
Ayer se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto por el que se fija (una festividad más al calendario cultural) el 24 de abril de cada año como el Día Nacional de la Música Tradicional Mexicana, fiesta que le dará pie a la Secretaría de Cultura federal y al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) para acentuar la festivalitis y continuar alimentando un trabajo decorativo por los pueblos indígenas.
