Lectura para espectros
El Complejo Cultural Los Pinos, que próximamente cumplirá siete años, no tiene una biblioteca pública.En el Complejo Cultural Los Pinos se hacen todo tipo de jolgorios, pasarelas, comilonas y expoventas. Es, además, foro ocasional de monólogos, recitales, ...
- El Complejo Cultural Los Pinos, que próximamente cumplirá siete años, no tiene una biblioteca pública.
En el Complejo Cultural Los Pinos se hacen todo tipo de jolgorios, pasarelas, comilonas y expoventas. Es, además, foro ocasional de monólogos, recitales, conciertos de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, una que otra exposición interesante y un intento de feria del libro. También es sede burocrática de trabajos tan dignos como estériles y de actos protocolarios con sonrisa y corte de listón que alimentan la comidilla de Instagram. Sin embargo, hay algo esencial que no tiene dicho complejo: una biblioteca pública.
¿Cómo es que uno de los principales faros de la Secretaría de Cultura federal, que dirige Claudia Curiel de Icaza, carece de biblioteca? Quizá aún no se le ha ocurrido o, más seguro, no tiene relevancia, pese a que por este espacio han desfilado más de 14 millones de visitantes, según cifras oficiales. Claro que no faltará el asesor que, para justificar su sueldo de burócrata erudito, alce la voz con grandilocuencia y aclare que sí existe una biblioteca en Los Pinos, que lleva el nombre de José Vasconcelos y se ubica en la planta alta de la Casa Miguel Alemán.
Lo que quizá se ignora es que no se trata de una biblioteca, sino de vitrinas que guardan libros empastados y rústicos que están al alcance de nadie. No tengo tanta cultura para saberlo, pero supongo que cualquier espacio público que ostenta el nombre de biblioteca tendría la obligación de ser un espacio de consulta (abierta o limitada), donde existiera la posibilidad de sentarse a leer.
En este caso, la realidad salta con ironía y exhibe que cualquier visitante sí puede ingresar, puede apreciar el brillo de aquel ostentoso librero, la piel blanca de los sillones y el cuerpo de los libros que aquella galería de papel, pero desde atrás de los postes unifila. Es casi como cuando alguien llega a una discoteca y de pronto un cadenero (aquí, un vigilante que te persigue) te indica que no puedes acercarte y que debes circular rápidamente.
Digamos que es más fácil aproximarse al escritorio que alguna vez utilizó el propio
Vasconcelos, expuesto en el Museo Vivo del Muralismo, que tomar uno de los libros que protege aquel santuario para lectores invisibles en Los Pinos. Y me consta que varias personas han querido leer algún ejemplar y cada vez han recibido la misma respuesta: “Los libros no son para leer”. ¿Entonces para qué son?
Quizá algún artista contemporáneo debiera darse una vuelta por aquel salón y resignificarlo. No sé, colocarle un letrero que diga: “Sala de no lectura”. Quizá, pintar algunos grabados en aquellos muros con la leyenda “Prohibido leer” o marcar el perímetro con cinta policial para ratificar que, en algunos casos, aquel ejercicio podría convertirse en un delito. Al menos así tendría alguna justificación el resguardo de material tan frágil y vaporoso.
Habrá quien piense que el material es inaccesible porque contiene incunables, volúmenes antiguos o de difícil acceso, pero no es así. Son ejemplares de autores como Fernando Benítez, Alfonso Reyes, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Daniel Cosío Villegas, Balzac, Artemio del Valle Arizpe, Benito Juárez, Thomas Hobbes, Carlos Montemayor, Aristóteles, Julio Jiménez Rueda, Salvador Díaz Mirón y Lucas Alamán, por mencionar algunos. Y cuidado si alguien quiere tomar fotos o hacer videos, porque los cadeneros le pedirán que se retire.
¿No sería necesario que este recinto cultural, que en diciembre próximo cumplirá siete años de su apertura al público, tuviera al menos una biblioteca de verdad?, ¿no sería mejor que un espacio de tales dimensiones considerara una biblioteca permanente con área para niños y se retirara de sus edificios a esa burocracia dorada que alberga? ¿De qué sirve una magna infraestructura si el contenido es pobre?
