Imponderables
Nadie buscó a Luis Humberto Crosthwaite para hablar sobre las irregularidades dentro del mecanismo de selección en el SNCA.
Imaginé que la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, tomaría en sus manos la denuncia que hace una semana realizó, en este espacio, el escritor Luis Humberto Crosthwaite (Tijuana, 1962), respecto a una falla grave dentro del mecanismo de selección en el Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) 2021.
Supuse que llamaría por teléfono y revisaría el asunto o que pediría a Juan Carlos Bonet, secretario ejecutivo del SNCA, hablar con el autor de Tijuana: crimen y olvido, y así, solventar esta irregularidad que porta el traje de la corrupción.
Pero no fue así. Crosthwaite no recibió ninguna llamada ni aclaración alguna y Frausto se entregó a la belleza colorida de festivales, encuentros y pasarelas, olvidando la mitad de su responsabilidad.
Según su cuenta de Twitter, la funcionaria tuvo espacio en su apretada agenda para promover el encuentro de arte textil Original –que lleva color y cultura de México a Los Pinos–, una idea interesante, pero algo confusa, que agudiza la nueva tendencia de festivalitis que padece su gestión y que justificaría el centralismo presupuestal en favor del proyecto Chapultepec.
También dedicó tiempo a la ministra canadiense Mélanie Joly; a visitar el taller de Pedro Mendoza, en Mérida; a difundir fotografías de los grupos que integrarán el festival Tengo un Sueño 2021, y a lamentarse, por enésima vez, de la subasta de piezas precolombinas en París.
¿No sería mejor que nos hablara de los mecanismos que su administración realiza para evitar el saqueo de piezas arqueológicas? ¿O que informara cómo va la creación de la policía mexicana especializada en patrimonio, inspirada en los Carabinieri de Italia, que prometió desde marzo de 2018 e instruyó el Presidente el 27 de septiembre? También podría ayudarnos a entender cómo es que el Convenio de Unidroit ayudará a que no se concreten esas subastas que lamenta, pues no le ha entrado al tema.
Frausto también se reunió con el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del Proyecto de Arqueología Urbana (PAU), y afirmó lo siguiente: “La SC federal y el INAH continuarán el apoyo de investigación y difusión del patrimonio histórico del primer cuadro de la CDMX con una nueva temporada de exploración”. ¿Apoyo? ¿Cuál apoyo?
Sería más interesante que anunciara un incremento presupuestal al PAU, al Templo Mayor o al INAH. Ella no lo recuerda, pero el arqueólogo Leonardo López Luján
(Excélsior, 01/02/2019) denunció que cientos de trabajadores laboran en el instituto “desde hace cuatro décadas sin seguridad social ni otra prestación”.
Incluso, aportó los casos de Tomás Cruz y Primitivo Ruiz, zapotecos de la sierra de Juárez, quienes participaron en el hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui (en 1978), y han trabajado con un contrato precario.
Y ahí es donde uno encuentra la contradicción. Porque mientras Frausto impulsa pasarelas con atuendos indígenas en Los Pinos, se olvida de la contratación digna de trabajadores indígenas dentro del INAH; señala fallas internacionales, pero omite el caso Crosthwaite, al cual se sumará la denuncia de la poeta María Rivera, quien documentó 15 casos similares.
APUNTE EFÍMERO
En el otro carril del SNCA, los becarios de 2021 exigen a Frausto y a Bonet a que paguen los apoyos correspondientes a este mes. El plazo se venció el pasado 10 de noviembre y recién les informaron que, como el presupuesto federal ha entrado en un ambiente controlado por parte de la SHCP, hay que tener paciencia.
El año pasado Bonet enfrentó una situación similar. En aquella ocasión ofreció disculpas y dijo que en todos los procesos administrativos hay inconvenientes e imponderables. Señores creadores, disculpen las turbulencias, estamos frente a un nuevo imponderable. ¿Cuántos más?
