En el marasmo

No comprendo por qué la actual Legislatura no ha requerido información ni la presencia de la titular (Alejandra Frausto) para hablar...

Integrantes de la comunidad estudiantil del Conservatorio Nacional de Música (CNM) recibieron esta semana los primeros reportes sobre los trabajos de mantenimiento que al fin se realizan en el plantel construido por Mario Pani, catalogado como Monumento Artístico desde 2012, y que alberga esculturas de Armando Quesada y murales de José Clemente Orozco.

Recordemos que, en diciembre de 2022, los estudiantes de las escuelas del INBAL protestaron para exigir la atención de requerimientos básicos en sus centros de estudio, y fue hasta entonces que Lucina Jiménez, titular del instituto, notó la magnitud del problema y reconoció que “al Conservatorio se le abandonó durante muchos años”

(Excélsior, 31/08/2022).

Ahora sí ya se remodelan baños, rehabilitan el drenaje sanitario, colocan tinacos nuevos, reparan su barda perimetral y el edificio de la cafetería. También se realizan trabajos de impermeabilización, renuevan los acabados en muros, plafones y paneles acústicos de los salones, y se restauran los murales y el conjunto escultórico.

Dichos trabajos sólo pudieron concretarse con apoyo de la Fundación INBA (FINBA), presidida por Sergio Autrey, que en diciembre pasado programó “un concierto para reunir a un grupo de benefactores, a fin de promover un esquema de donativos destinados al CNM”.

Hasta el momento se desconoce a cuánto ascendió la recaudación o cuál será el monto que se destinará a los arreglos, ya que, desafortunadamente, el INBAL aún padece el síndrome de la opacidad. Lo que sí recuerdo es que la propia Lucina aceptó que sólo para atender las fallas en el Conservatorio se requerirían 50 mdp.

Lo que no se debe olvidar es que el CNM necesita más que la restauración de sus instalaciones. Por ejemplo, urge la adquisición de instrumentos nuevos, la actualización de sus planes de estudio, la presencia de sus alumnos en las agrupaciones de Bellas Artes y lograr que su biblioteca y archivo histórico ocupen un lugar digno, con la tecnología que amerita una escuela de estas características. ¿Cómo es que el CNM no cuenta con un espacio referencial para músicos de todo el mundo que quieran consultar sus libros y partituras? Es una pena.

¿NO HAY PREGUNTAS?

La próxima semana, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, comparecerá ante las Comisiones Unidas de Cultura y Cinematografía y de Radio y Televisión, en la Cámara de Diputados, instancia que ha sorprendido por su marasmo.

No comprendo por qué la actual Legislatura no ha requerido información ni la presencia de la titular para hablar del lento avance en los trabajos de restauración tras los sismos de 2017 o de su fallida mudanza a Tlaxcala. ¿No se les ha ocurrido preguntar cómo se ejerce el presupuesto del Proyecto Chapultepec, por qué la CDMX necesita más cinetecas o solicitar el detalle de programas como Semilleros y Cultura Comunitaria? ¿No les llamó la atención saber por qué se abrió una nueva grieta en la bóveda de la Catedral Metropolitana o cómo va la creación de la policía mexicana especializada en patrimonio?

Es comprensible que la ola guinda asuma el protagonismo de la foca aplaudidora, pero ¿dónde está la oposición? ¿Hay por ahí algún legislador informado que pueda cuestionar el trabajo de la titular o a estas alturas prefieren callar para no revelar su ignorancia? ¿En verdad no tienen preguntas?

Mientras tanto, Frausto, alérgica a los cuestionamientos, mantiene una actitud huidiza. Por ejemplo, ayer, cuando se le cuestionó sobre los daños a la infraestructura cultural en Guerrero, tras el paso del huracán Otis, con dificultad refirió de manera “muuuy preliminar” daños menores en la Casa de los Vientos y descartó afectaciones en el Fuerte de San Diego y en la zona arqueológica de Palma Sola. ¿En serio?

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