El Mestizaje

El conjunto escultórico de Julián Martínez Sotos se ubica en el Parque Xicoténcatl, en Coyoacán

Cuando una escultura pierde una pieza o algún fragmento de su proyecto original, no sólo se queda sin parte de su historia y su significado, sino que, poco a poco, pierde su identidad y se tergiversa la idea del artista. Algo así ocurrió en la alcaldía Coyoacán con el conjunto escultórico El Mestizaje, del artista valenciano Julián Martínez Sotos (1921-2000), ubicada al interior del Parque Xicoténcatl, en la colonia San Diego Churubusco, en la que figuran Hernán Cortés, Malintzin o La Malinche y un niño que evocaría el mestizaje o el nacimiento de una nueva nación.

La obra —de cuatro metros de altura, 10 de largo y tres de ancho— fue elaborada en 1982 y representa la unión de dos razas a partir de tres personajes: Cortés (cuyo modelo fue el actor Germán Robles), La Malinche (inspirada en una joven ganadora del concurso La Flor más Bella del Ejido) y el niño, que encarnaría la suma de ambos, flanqueados por un león, un águila y elementos de ambas culturas.

La plaza de la iglesia de San Juan Bautista fue el primer espacio que alojó al conjunto, como recuerda a esta columna José Carlos Canseco, integrante de El Caballito Conservación, aunque, luego de críticas y protestas por su temática y por motivos políticos, fue reubicado en el Parque Xicoténcatl, donde ha permanecido relegado o, si se quiere, refugiado.

Los registros de la alcaldía indican que alguien intentó robar uno de los personajes (el niño), en 2012, pero el hecho no se consumó y los trabajadores lo hallaron a un costado, por lo que decidieron resguardarlo. Once años después, Hilda Trujillo, directora de Cultura de la alcaldía, anunció que la pieza, junto con dos más, fue localizada en una bodega. Entonces, decidió llevar, de forma temporal, la pequeña figura a la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en espera de ser restaurada por una académica del INAH.

Sin embargo, será el Consejo de Cultura de Coyoacán, integrado por 40 personas —entre quienes figuran Carlos Martínez Assad, Diana Bracho y Veka Duncan—, el que decidirá la ubicación de la figura o del conjunto, dado que circulan tres propuestas, que, supongo, validará el conocido Comaep.

La primera sería mantener la escultura del niño en dicha casa de cultura, junto con una leyenda que indique su lugar original, a efecto que evitar otro intento de sustracción. La segunda, iría por elaborar una reproducción de fibra de vidrio del niño para colocarla en el conjunto Xicoténcatl y llevar la original al Palacio de Cortés (¿en serio?). Y, la tercera, quizá la más deseable y compleja, reubicar todo el conjunto en el jardín del Exconvento de Churubusco, lo que analizarán instancias de Coyoacán, el INAH y del Consejo de Cultura, que se reunirá en noviembre próximo.

Canseco asegura que “la alcaldía tendría que restaurar, reintegrar la figura del niño y promover la importancia de tener un monumento que conmemora y celebra el mestizaje, lo cual casi no existe en México, en un momento de terrible revisionismo histórico”. Lo único que esperamos es que la decisión no se postergue para un futuro incierto.

Como apunte final, mencionaremos que Julián Martínez, autor de El Mestizaje, llegó a México a los 16 años, como parte de los 500 infantes que conformaron el grupo de Los niños de Morelia, quienes perdieron a sus padres en la Guerra Civil Española y recibieron asilo por parte de Lázaro Cárdenas.

Finalmente, se convertiría en escultor y, por diversos encargos oficiales, realizó las estatuas ecuestres de Francisco Villa (en el Parque de los Venados de la CDMX), la de Emiliano Zapata (en la carretera México-Toluca), la de José María Morelos (en Tijuana) y la escultura del poeta León Felipe (en la Casa del Lago), restaurada por la UNAM en 2019, entre otras.

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