Cobijo a exiliados

El promotor cultural Philippe Ollé-Laprune reactivará el programa de Casa Refugio en la Ciudad de México

El incansable escritor, traductor y promotor cultural Philippe Ollé-Laprune reactivará el conocido programa de Casa Refugio en la Ciudad de México, de la mano de la Red Internacional de Ciudades Refugio (ICORN, por sus siglas en inglés), con el apoyo logístico y financiero de la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa (UAMC), por lo que antes de que concluya 2023 se promete anunciar el nombre del escritor o escritora que recibirá asilo en nuestro país.

El acuerdo, que podría recuperar parcialmente el estatus de ciudad santuario de la CDMX, garantiza que la UAMC pagará boleto de avión, alojamiento y una beca mensual al refugiado y, una vez en suelo mexicano, el asilado atravesará por tres momentos: un periodo de adaptación, la exploración de sus temas literarios y, por último, se buscará su vinculación académica con estudiantes y profesores de la UAM y de otras universidades.

El propio Philippe me explicó ayer un poco del proyecto: “Hemos decidido relanzar el programa que ya conoces, que es de residencia de autores exiliados. Ya hemos conseguido, dentro de la Cátedra Azar, con amigos que están ahí, un departamentito por el sur de la CDMX, cerca de Coyoacán, así que estamos muy contentos porque será una forma más flexible y ligera de operar y permitir que siga vigente el corazón de este proyecto para recibir a una persona exiliada en México”.

El nuevo programa —que será anunciado hoy, junto con el relanzamiento de la Cátedra Azar— no tendrá una sede de acceso público ni estará vinculado a la Casa Refugio Citlaltépetl (CRC). ¿La recuerda usted? Sí, me refiero al inmueble ubicado en Citlaltépetl 25, en la Hipódromo Condesa que, en 1999, impulsaron Carlos Monsiváis, Álvaro Mutis, Carmen Boullosa, Augusto Monterroso, José Emilio Pacheco y Sergio Pitol.

Hoy, este espacio depende de la Secretaría de Cultura de la CDMX y se ha convertido en un centro cultural subutilizado y sin mayor novedad, un elefante blanco que conduce la promotora cultural María Cortina, el cual ostenta el nombre de casa refugio, pero se limita a ser biblioteca comunitaria y foro de amigos que presentan libros, organizan conferencias y montan una que otra exposición. A estas alturas, es momento de que María Cortina y Claudia Curiel, titular de Cultura local, reformulen el nombre de este espacio para ajustarlo a su verdadera vocación.

PAGO INJUSTO

El tenor mexicano Edgar Villalva Arreola, exintegrante del Estudio de la Ópera de Bellas Artes (EOBA) y quien ha brillado en los concursos Carlo Morelli y Fanny Anitúa, lamenta que los honorarios ofrecidos a solistas invitados de la Orquesta Sinfónica de Michoacán (Osidem) sean raquíticos, por lo que sugiere a sus colegas estar alerta ante pagos injustos que sólo reflejan la falta de seriedad de una agrupación profesional.

El artista recibió la invitación por parte del director artístico (honorario) Miguel Ángel García Ramírez para cantar la Novena de Beethoven, que incluiría ensayos pregeneral y general, y una función. Sin embargo, al conversar con el gerente de la Osidem, Mario Patiño Rentería, le notificó que la remuneración por evento sería de 700 pesos, por lo que recibiría un total de 2 mil 100 pesos, dado que eso se paga a los músicos locales.

El tenor le explicó que el monto sería insuficiente para cubrir viáticos y lo platicó con García Ramírez, quien aceptó reformular la colaboración. La solución fue que el tenor tuviera seis servicios por 4 mil 200 pesos. Al final, la comisión no se concretó, pero se sabe que el concierto, realizado la noche de ayer, mantuvo los mismos honorarios para los intérpretes. Ojalá que ahora que Enrique Arturo Diemecke ha tomado la batuta de la Osidem aclare si este tipo de prácticas son cotidianas o si serán erradicadas en favor de la calidad.

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