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Alejados de la caverna

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

Una feria del libro es un espacio de esperanza que alimenta la curiosidad. Su existencia confirma que no hemos perdido la razón del todo y que cada día estamos más lejos del conocimiento absoluto. Y, pese a guerras, pandemias, dictaduras, violencia y exterminios, estos foros, sean en Guadalajara, en Oaxaca o en la Ciudad de México, son una suerte de boticas que recetan antídotos contra la ignorancia y el aburrimiento.

Cualquier feria del libro, sin importar sus dimensiones, es una cápsula del tiempo en la que conviven clásicos y contemporáneos. Quizá las bibliotecas públicas son un mejor ejemplo de esto, porque no lidian con aspectos comerciales, pero ése es un animal de otra especie, ya que las ferias –tantas veces criticadas por lucir emperifolladas de modas y egos– son un convite que reúne al público con libreros, editores, escritores y una cantidad alucinante de libros que nos aleja de las cavernas y de existir como islas solitarias.

Hoy toca el turno a la 35 FIL de Guadalajara, en una edición híbrida e inédita que no tendrá el sabor de otros años, pero que se celebra como un respiro para el mundo del libro.

Sin embargo, no se puede decir lo mismo de otros foros que hicieron mutis. Es el caso de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), que este año debió llegar a su edición 41, aunque como dijo hace un mes Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), ésta no se realizará hasta que puedan volver a la plaza con miles de niños. ¿De verdad? No se le cuestiona el alcance de sus colecciones 21 para el 21 o de Vientos del Pueblo, pero sí el descuido de la FILIJ y del imprescindible impulso a los primeros lectores.

Otro que pasó de noche fue el Gran Remate de Libros de la CDMX que, por segundo año consecutivo, no se logró. En este caso, la titular de Cultura local, Vanessa Bohórquez, ni siquiera emitió un comunicado o comentario al respecto. Sencillamente no se hizo y en las redes sociales, que consignaron la 13 edición del Remate, reportaron la asistencia de 233 mil 300 visitantes en su sede en el Monumento a la Revolución, en 2019. ¿Por qué el silencio?

Pero volvamos a la FIL de Guadalajara, donde circulará de forma discreta La memoria vegetal (Lumen, 2021), del filósofo y escritor italiano Umberto Eco (1932-2016), el cual compila reflexiones, artículos y conferencias sobre bibliofilia, coleccionismo, anticuarios, el e-book, el robo de libros y la ‘peste del trapo’, una ingeniosa creación que el autor ubica en el año 2080.

De este volumen tomo dos ideas que pueden sumarse a este texto: “La lectura se convierte en un diálogo, pero un diálogo –y ésta es la paradoja del libro– con alguien que no está adelante de nosotros, que quizá murió hace siglos, y que está presente sólo como escritura”.

Y: “El ritmo de la lectura sigue el del cuerpo, el ritmo del cuerpo sigue el de la lectura. No se lee sólo con el cerebro, se lee con todo nuestro cuerpo, y por eso con un libro lloramos, reímos, y al leer un libro de terror se nos ponen los pelos de punta. Porque, incluso cuando parece sólo hablar de ideas, un libro nos habla siempre de otras emociones, y de experiencias de otros cuerpos… Si la experiencia del libro aún les cohíbe, empiecen a leer, sin temor, libros en el retrete. Descubrirán que también ustedes tienen un alma”.

APUNTE EFÍMERO

En su más reciente comparecencia ante la Cámara de Diputados, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, evadió hablar sobre la promoción de la lectura, y tal como lo mencionó la diputada Gabriela Sodi, es una pena que haya cedido esa función al FCE. Quizá sería mejor que la SC dejara de obsesionarse por demostrar lo indemostrable (la descentralización de la cultura con su proyecto Chapultepec) y se sumara a la difusión del libro.

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