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Comienza a prepararse el show electoral del 2021

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Las elecciones de 2021 ya están en el aire. El presidente López Obrador anda en una gira por todo el sureste del país inaugurando obras que están lejos de comenzar porque sabe que la economía no da para más y que su propuesta de reactivación está sostenida por alfileres. Llama la atención que estando en la misma zona del país, allí donde la tormenta tropical Cristóbal está dejando a siete millones de personas bajo el agua o sufriendo graves daños, el Presidente no deje la agenda de banderazos para ir a atender y prestar ayuda a los damnificados. O que insista en que no mentir, no robar, no traicionar, tener la conciencia tranquila, ayuda a no contagiarse de coronavirus.

La operación política pasa por otras manos, y la mira está puesta en el 2021. Puede decir Arturo Herrera que tendremos una pronta recuperación económica en forma de V que hoy está lejos de percibirse porque los números son insensibles a las necesidades del secretario. Pero los verdaderos especialistas, lo que opinan es que más allá de los delicados problemas que hoy tenemos, lo más grave ocurrirá el año próximo cuando, si no se adoptan ya medidas de fondo para proteger la economía, estallarán todos los problemas que ahora, de una u otra forma, se están tapando como se pueda ante la pandemia.

Por lo pronto, ayer hubo algunos movimientos interesantes previos al 2021 en los partidos y el Congreso. En el Senado desaparecen las bancadas del PES y del PRD, al tiempo que Lilly Téllez, que ya había renunciado a Morena, se va al PAN, mientras que en Diputados, Morena trata de evitar que la Mesa Directiva la presida desde septiembre el PRI como estaba acordado. Pueden parecer movimientos intrascendentes, pero tienen lo suyo.

Para el PRD perder la bancada en el Senado es doloroso, no sólo como imagen pública, sino también por las posiciones en comisiones, las prerrogativas y los espacios físicos. El PRD tenía cinco senadores, lo mínimo para tener grupo parlamentario propio, pero repentinamente se le fueron dos e inmediatamente le quitaron el reconocimiento como grupo parlamentario. Por supuesto que no perderá el registro como partido, pero es una medida más para tratar de sacarlo del panorama político, sobre todo en la lógica electoral del año próximo, donde se ve al PRD participando en alianzas con, por lo menos, Movimiento Ciudadano y grupos ciudadanos.

Lo del PES no es importante y me parece una medida realizada para ocultar un poco el golpe al grupo parlamentario que encabeza Miguel Ángel Mancera. El PES tiene varias otras posiciones de poder, dentro y fuera de las cámaras, aliados a Morena, obtendrán un nuevo registro en el INE para participar en los comicios del año próximo y mantendrán esa alianza con Morena y con el gobierno, aunque al ser de nueva creación no podrán ir coaligados con otros partidos en junio próximo. Si pudiera adivinar, diría que el nuevo PES tendrá un objetivo claro en estos comicios, darle la batalla en todo lo posible a otro partido de nueva creación, México Libre, de Margarita Zavala y Felipe Calderón, que tampoco podrá participar en alguna coalición.

El movimiento de Lilly Téllez, de Morena al PAN, es significativo, pero no para los grupos parlamentarios, sino para Sonora, que también tendrá elecciones en junio. Es evidente que por Morena contendrá el actual secretario de Seguridad, Alfonso Durazo. El PAN no tenía muchas opciones propias. Lilly con altos índices de popularidad en su estado, podría buscar esa posición a partir de una muy amplia coalición. La periodista nunca militó en Morena, participó allí como independiente y se alejó de la coalición gobernante por los ataques internos que sufrió, pero también por discrepancias muy profundas en temas económicos y otros, como el de la legalización del aborto. Podría encajar sin mayores problemas, como independiente, en una coalición opositora que tornaría competitiva la elección.

En la Cámara de Diputados, aunque todavía falta, están maniobrando en Morena para evitar que el PRI presida la Mesa Directiva. En la Cámara baja existe la costumbre y la norma de que cada uno de los tres principales partidos que resulten de las elecciones presidan cada uno, un año, la Mesa. El año pasado los jaloneos para que se respetara ese acuerdo fueron intensos: grupos de Morena querían mantener los tres años la presidencia de la cámara. Finalmente, y no sin presiones y golpes bajos, terminó presidiendo la Cámara la panista Laura Rojas. Este año le toca al PRI y, nuevamente, se quiere impedir que llegue. Como lo de repetir a Morena no se puede, ahora lo que se está haciendo es ampliando la bancada del PT, para que tenga más diputados que el PRI y darle la presidencia al aliado de Morena.

Es un agandalle que no respeta ni la norma ni el acuerdo existente. Si se impone la prudencia y la sensatez, un diputado del PRI tendrá que presidir la Cámara baja en el próximo periodo legislativo.

 

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