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“Vandalismo diplomático”

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

La “pausa” en las relaciones con España que reclama Andrés Manuel López Obrador bajo pretexto de que empresas de ese país “saquean a México”, irrumpe en el escenario nacional en los momentos en que el Presidente enfrenta los días más difíciles de su sexenio. Días que se vuelven más difíciles por las duras críticas al manejo de la pandemia; la incapacidad de contener la violencia en el país; la ausencia de crecimiento económico, la inflación y el escándalo de la casa gris.

Al Presidente le urgía un “distractor” y lo encontró. Explicó, en la mañanera, que quiere la “pausa” en las relaciones con España porque en la promiscuidad económica y política que hubo en la cúpula de los gobiernos de ambos países —por lo menos en tres sexenios—, México se llevó la peor parte. “Nos saqueaban”, aseguró.

*Nadie conoce el alcance de las palabras del mandatario mexicano. ¿Una ocurrencia? ¿Una ruptura?, La cancillería mexicana no hizo pronunciamiento oficial alguno.

Hay versiones de que López Obrador precisará los alcances de sus dichos en la conferencia mañanera de hoy. Pero el daño ya lo hizo. España es el segundo país con más inversiones en México: 76 mil millones de dólares, según la Secretaría de Economía. Una vez más el Presidente deja claro que el mundo —salvo el caso de Estados Unidos—, lo tiene sin cuidado. “Vuelve a demostrar el vandalismo diplomático de siempre”, dijo a CNN el exembajador de México en Washington, Arturo Sarukhan. 

Germán Martínez, exsenador de Morena, hoy integrante del Grupo Plural en la Cámara alta, hizo notar un contraste importante: “Resulta ridículo que el mismo día que le echa bronca al gobierno de España, ese mismo día le toma dictado al gobierno de Estados Unidos. El mismo día que llama a coger gachupines, ese mismo día recibe con honores a John Kerry”.

“Resulta de veras poco razonable que esté bronqueándose con empresas españolas que están haciendo, por lo menos, el tramo 2 del Tren Maya; FCC Construcciones y el tramo 3, Azvi Construcciones. Si las empresas están robando, pues que las denuncie y les quite los contratos”.

*El tono del Presidente mexicano sorprendió y molestó en España, a juzgar por las declaraciones de José Manuel Albares, ministro de Relaciones Exteriores. El canciller español hizo una pausa en la reunión que sostenía en Lyon, Francia, con sus pares europeos, para manifestar su “sorpresa” por las palabras de López Obrador. “Habría que preguntarle al presidente López Obrador qué es lo que ha querido decir con eso y cuál es el tenor oficial que le da a esas declaraciones”.

Hizo notar que López Obrador se contradice con sus declaraciones de hace una semana. Pero también con las de su canciller, Marcelo Ebrard, con el que tuvo un encuentro en Honduras y públicamente saludó la relación con España.

“La relación entre España y México es estratégica. Va más allá de declaraciones verbales súbitas o de palabras puntuales. El gobierno de España no ha hecho ninguna acción que pueda justificar una declaración de este tipo”, puntualizó el canciller español.

* En el Senado se produjo ayer un ríspido debate sobre sí hubo o no conflicto de interés en el asunto Hughes Baker. Resultaba patético escuchar el discurso de las radicales de Morena a la hora de hablar de lo que la panista Xóchitl Gálvez ya bautizó como la casa gris. A Imelda Castro le parece que no hay nada que investigar en el hecho de que el hijo del Presidente de México haya vivido en una casa propiedad de un alto ejecutivo de la empresa Hughes Baker que tiene contratos con Pemex. 

“No hay ningún conflicto de interés, porque no hay ningún beneficio, ninguna ganancia. Es una campaña, una guerra sucia más, porque quieren bajar la popularidad del Presidente y no saben cómo”.

Me pregunto si el discurso hubiera sido el mismo si se tratara de un hijo de Peña, de Fox o de Calderón.  Otra senadora de Morena, Antares Vázquez, aventó la piedra en la tribuna, pero salió corriendo del salón de sesiones cuando vio que Lilly Téllez pidió la palabra “para hechos”. En su intervención, dedicada a denunciar a “los mercenarios del periodismo” que balconearon  el caso Hughes Baker, 1 se refirió a Lilly Téllez, sin mencionarla por su nombre:

“Hay una señora que aquí viene a hablar pestes del hijo del Presidente y que hace unos meses se quejó porque alguien le dijo algo de su hijo en las redes sociales…”.

Lilly acusó recibo. Le costó que la presidenta de la Mesa Directiva, Olga Sánchez Cordero, le diera la palabra. Le cortaron el micrófono, pero al final, asesorada por el doctor Garita, se la dio.

“No se vaya, cobarde”, le gritó Lilly, cuando vio que se salía.

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