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¿Qué diablos pasa en el Metro?

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

Cuatro “incidentes” en el Metro en espacio de 16 días. La autoridad se parapeta detrás de un supuesto sabotaje para evadir su responsabilidad, mientras el sindicato apunta hacia el verdadero problema: la falta de mantenimiento.

El primer incidente este año fue en la Línea 3 (una persona muerta y 106 heridos) ocurrido entre las estaciones Potrero-La Raza, el 7 de enero pasado. Siguió el incendio en la estación Politécnico, el 11 de enero. La separación de vagones en la estación Polanco, el 15 de enero; el cortocircuito en la estación Barranca del Muerto de la Línea 7 (30 intoxicados, 18 de ellos hospitalizados), el 23 de enero. La frecuencia en las fallas le permite al gobierno apuntalar la creencia de que hay sabotaje para bajar a Claudia Sheinbaum de la candidatura presidencial. Lo dice el Presidente. Lo repite la jefa de Gobierno. Sus incondicionales lo convierten en dogma. Metieron a 6 mil integrantes de la Guardia Nacional al Metro, dizque para vigilar, pero los “incidentes” no paran.

A juzgar por lo que nos dice Fernando Espino, líder del sindicato del Metro, las fallas derivan del abandono en que, por años, se ha tenido a este sistema de transporte colectivo, que diariamente mueve alrededor de 3 millones de usuarios. “Esa rachita de fallas es provocada por la falta de revisión, de implementos para dar mantenimiento a las instalaciones y también a los trenes. Ésa es la razón”, afirma categórico.

Agrega: “Al director del Metro lo mal informan y él mal informa a las autoridades. Sería importante que estas fallas se analizarán en el Comité de Incidentes Relevantes que tenemos. El comité es interno y está conformado por especialistas de todas las áreas. Está presente el director y una representación de la dirigencia sindical, en la que estoy incluido. Allí se analiza, se discute. Si hay algo, se da parte a la Fiscalía. Ahora es al revés. Meten a la Fiscalía. Tenemos que esperar tres o cuatro horas hasta que realice su investigación. Entonces, entramos nosotros a reparar la falla. Son fallas 100 por ciento técnicas. No hay situaciones raras”, asegura.

El sindicalista recuerda que en la administración de Florencia Serranía —exdirectora del Metro— corrieron a 24 ingenieros altamente capacitados. “Eso también ha influido mucho. Tenemos que fortalecer los mandos altos y medios con gente que sepa, experimentada. La técnica en el Metro es muy especializada y quien la conoce son los trabajadores que se han formado aquí durante muchos años”, dice.

A eso hay que agregar que no hay suficiente material para dar mantenimiento ni a los trenes ni a los equipos electromecánicos. “Tenemos muchas carencias de herramientas. Hace poco recibimos algo de herramienta después de 10 años. Imagínese cómo estamos de retrasados”, destaca.

Según Espino, el “incidente” del lunes tiene que ver con la degradación de los cables por la humedad que existe debajo de las vías. Explica: “Cualquier machucón que se dé por parte del balasto al paso del tren, provoca que se vayan calentando los cables. Estos pueden alcanzar una temperatura de 500 grados. Se incendian y se desprenden. Esto fue lo que pasó el lunes. “Hay que tomar en consideración que esa línea ya tiene 30 años de vida y no se les ha dado mantenimiento a los cables de baja tensión, alta tensión y a la parte electrónica”, sintetiza. Varias veces he escuchado a la jefa de Gobierno afirmar que sí hay presupuesto suficiente para el Metro. “Si hay presupuesto, yo no sé dónde lo utilizan”, revira Espino.

Actualmente, hay alrededor de 189 trenes circulando con un kilometraje muy significativo. Otros 98 están “arrumbados.” Lo han denunciado una y otra vez sin respuesta.

El tono se vuelve de indignación cuando le recordamos que hay voces que afirman que el sabotaje viene del sindicato. “Eso es ofensivo. Ningún trabajador, no sólo en México, sino en el mundo, actuaría en contra de su centro de trabajo”, remata.

* En México ya normalizamos no sólo la violencia, sino el horror. Masacran a una familia entera en Veracruz —entre ellos dos menores— y como si nada. Era la familia de Fernando Pérez Vega, excandidato de Fuerza por México a la presidencia municipal de Coxquihui, ubicado en la sierra norte del estado. Las “buenas conciencias” se tranquilizan al saber que Pérez, a quien apodan El Pino, era uno de los cabecillas del grupo criminal Los Pelones. ¿Y los niños? ¿La sobrina? ¿La esposa? ¿No cuentan?

Nuestro compañero Pascal Beltrán del Río entrevistó a Gerardo Islas, presidente nacional de Fuerza por México, quien conoció a Pérez y su familia tres horas antes, en Boca del Río. Islas dice que no sabía de sus presuntos vínculos con el crimen organizado, pero destaca: “Nos peleamos tanto por la reforma electoral que estos temas, que son los verdaderamente importantes, no están en la agenda. Exigimos de manera respetuosa, clara, que se esclarezca la masacre. Veracruz no se puede convertir en un cementerio con vista al mar”, puntualiza.

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