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La cólera de Andrés

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

Le dolió al presidente López Obrador darse cuenta de que, en la tierra que lo vio nacer, hay descontento entre sus paisanos más vulnerables, no sólo con el gobierno municipal y estatal —ambos de Morena, ambos abucheados—, sino también con el federal.

En sus narices sostuvieron, en Macuspana, que los apoyos federales no llegan. Por lo menos no a todos los destinatarios anunciados. Ni becas para los jóvenes ni apoyos a los viejitos, a los discapacitados, ni las entregas directas al campo.

Tampoco hubo el tan cacareado “borrón y cuenta nueva” en las cuentas de luz para todos sus paisanos, como anunció el Presidente en exclusiva para Tabasco.

La cara se le descompuso durante la presentación, en San Carlos, del Programa de Mejoramiento Urbano y Diálogo con los Pueblos Indígenas de Tabasco.

El tono se volvió ríspido. La sonrisa desapareció. Ni en el voto a mano alzada obtuvo la unanimidad acostumbrada. No fueron pocos los que levantaron la mano en contra cuando les pidió que se manifestaran los que no les cancelaron la deuda de electricidad. Se le veía colérico, impactado, incrédulo. “A veces por la grilla, por la politiquería, pareciera que no estamos haciendo nada…”, se quejó.

-¿No todos los que están estudiando preparatoria tienen sus becas? —preguntó AMLO desde el templete.

-¡Nooooo! —coreó la multitud.

-¿Ahhh, cómo que no? La mentira es del demonio —reviró el Presidente.

* Y es que todo se le ha juntado en contra a AMLO. No es su mejor momento. El dólar se revaluó frente al peso más de un cinco por ciento. Los precios del petróleo andan por debajo de los 40 dólares por barril. No hay inversión, el desempleo aumentó, hay estancamiento económico.

La violencia anda en niveles récord; la delincuencia, también. El crimen se apodera de partes del territorio sin que se les oponga resistencia.

Las encuestas lo traen a la baja. Todas coinciden. La más reciente es de Reforma. Lo ponen 19 puntos abajo del nivel que tenía cuando llegó a Palacio Nacional: 59 por ciento. Mitofsky lo ubica más abajo: 54.2 por ciento. ¿Y ahora esto?

Hasta ayer admitió su desgaste en la mañanera. Pero le echó la culpa a los “conservadores”. En esa etiqueta estamos todos los que no pensamos como él.

¿Será culpa de esos conservadores que no lleguen los apoyos o de los superdelegados, subdelegados o de los famosos Siervos de la Nación encargados de los programas sociales? ¿O que la gente esté sin chamba? ¿Que no haya  certidumbre jurídica para la inversión? Y, y, y…

Pero AMLO es de ideas fijas. No entiende que no puede vencer a la realidad. Es su problema más grave. Últimamente, le ha dado por citar a Ernesto Che Guevara. “La libertad no se implora, se conquista”, lo escuché decir hace poco.

Hay otra del célebre guerrillero argentino que seguramente aplica en su gobierno: “Seamos realistas, demandemos lo imposible…”.

* “Se cierran los caminos para defender a Morena”, reconocía ayer un destacado legislador del grupo que encabeza Ricardo Monreal

El mismo que también nos dijo que en el gobierno de la 4T “no se sabe gastar, no se quiere gastar, hay miedo de gastar… o no hay para gastar”.

Es de los que piensan que sin una reforma fiscal no vamos salir del hoyo ni seremos una sociedad más igualitaria. “Urge una reforma no para grabar con IVA medicinas y alimentos, sino una reforma para aplicar un IVA que permita que haya medicinas y alimentos”, puntualizó.

La bronca, y así lo entiende el legislador, es que ya se fueron los tiempos propicios para aprobarla. Esos márgenes ya no existen. Este año inicia el proceso electoral a realizarse en el 2021, cuando se renovará la Cámara de Diputados, 13 gubernaturas, 28 legislaturas locales y habrá municipales en 28 estados.

En el 2022 está programada la consulta para la revocación de mandato; en el 2023 empieza el proceso para la elección presidencial de 2024. Una reforma fiscal siempre será impopular, quita votos, hace perder elecciones. Difícil asumir los riesgos.

* Nos topamos el día de ayer con Alejandro Rojas. Se le veía de buenas. El resolutivo del TEPJF que ordena que la elección de la nueva dirigencia nacional de Morena se realice por encuesta, ante la falta de un padrón confiable, le vino como anillo al dedo.

Adelanta que va a proponer a su partido que se hagan tres encuestas. Una, la principal, que la haga el INE, otras dos “espejo”  pide que las hagan la UNAM y una encuestadora de prestigio. “Las encuestas patito que hacen en Morena no garantizan los principios fundamentales para una contienda con piso parejo”, nos dijo el aspirante a presidir el partido en el gobierno.

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