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¿Invisibles?

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

20 millones 838 mil 108 personas con discapacidad son una población suficientemente numerosa e importante en México como para que siga siendo invisible para el Estado.

Francis tiene 70 años y a los 2 años con 10 meses dejó de caminar por poliomielitis. En ese entonces no existía la vacuna y aprendió a vivir con muletas, aparatos ortopédicos en las piernas y hacerse independiente. Los tres pisos con escaleras de la Vocacional 2 del Politécnico complicó su presencia en las aulas, pero no fueron un obstáculo para terminar sus estudios preparatorios. Se hizo periodista, aprendió el oficio de los grandes. Ella ha pugnado todo este tiempo porque las personas con discapacidad ejerzan a plenitud sus derechos, que no los vean con lástima y que las autoridades garanticen con recursos y políticas públicas esos derechos: educación, salud, trabajo y salario dignos y esparcimiento, asuntos aún pendientes.

Gabriel, Lucca y Alan son tres niños con discapacidades diferentes: autismo, parálisis cerebral y síndrome de Down. Son los motivos y la fuerza de sus madres para luchar por la inclusión en la educación, un derecho constitucional que aún debe pelearse y exigirse.

Benny, Jenny, Karina, Santiago, Alexa y 20 millones de nombres y rostros más desean tener una calidad de vida digna y verse reflejados en los presupuestos y políticas públicas de este país.

En el censo de 2020, el Inegi contabilizó a 20 millones 838 mil 108 personas con discapacidad, 16.5% de la población de nuestro país. Esta cifra resulta de la suma de los 6 millones 179 mil 890 (4.9%) que fueron identificadas como personas con discapacidad, más los 13 millones 934 mil 448 (11.1%) que dijeron tener alguna limitación para realizar actividades de la vida diaria (caminar, ver, oír, autocuidado, hablar o comunicarse, recordar o concentrarse), y los 723 mil 770 (0.6%) mexicanos con algún “problema o condición mental” (autismo, esquizofrenia, síndrome de Down, etc.)

¿Qué hay para ellos? Muchos de estas ciudadanas y ciudadanos mexicanos trabajan, pagan impuestos, realizan labores altruistas, donaciones, talleres y difunden información para ayudar a otras personas con discapacidad, los más vulnerables, los abandonados, los invisibilizados.

Esta población es importante y sigue creciendo. En el censo del Inegi de hace 10 años se habían registrado 5.1 millones de mexicanos con discapacidad; en 2014 se contaron 7.2 millones, con la actualización de encuestas y otras mediciones utilizadas por el propio instituto.

Hoy la cifra subió a casi 21 millones porque el censo fue más específico, pero en México está pendiente la elaboración del registro nacional de personas con discapacidad y un plan gubernamental que garantice el acceso a los derechos de manera integral y que trascienda administraciones.

“Las becas son una parte pequeña de todo lo que requieren las personas con discapacidad, se dieron dos mil millones de pesos más para este programa pero no para hacer política pública transversal.

“La pensión equivale a 45 pesos diarios, con eso ¿cómo ejercemos nuestro derecho a la salud, educación, recreación, a la cultura, a tener una vida digna, a capacitación, a la universidad, si no puedes salir de tu casa porque no hay cómo moverte, si no hay inclusión en las escuelas, si no hay programas para nivelación? Eso no podemos resolverlo con becas”, dijo la diputada Yolanda de la Torre, en entrevista para Yo También.

Las organizaciones de la sociedad civil han hecho su parte, no se quedan quietas. Ahí está la labor que cada una hace desde su trinchera como Vida Independiente, Iluminemos de Azul, Apac, la Fundación John Langdon Down o todas las demás asociaciones para personas con discapacidad visual, auditiva, motriz, mental, trastornos y síndromes.

Pero y, ¿las autoridades?, ¿las y los diputados y senadores?, ¿los gobernantes?, ¿los partidos políticos? ¿Cuál es su compromiso para hacer realidad la inclusión económica, política y social en México? ¿Por qué se niegan a ver y atender las demandas de casi 21 millones de mexicanas y mexicanos? El 3 de diciembre, ¿seguirá siendo una efeméride más o se pasará a la acción?

 

DM

Por cierto, Yo También –asociación civil que crea contenidos sobre discapacidad, inclusión y accesibilidad–, elaboró un diccionario llamado ¿Cómo se dice? De la A la Z, que es el primero para investigar, escribir y contar historias sobre discapacidad. Se trata de una guía sobre cómo se dice o escribe, pero que, por miedo (o tabú), nunca te animaste a preguntar.

Además, elaboraron un póster sobre los inventos que se realizaron pensando en las personas con discapacidad en todo el mundo, pero que disfrutamos todos y todas hoy en día. Estos materiales los encuentran en su página web. Gracias Katia D’Artigues por compartirlo.

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