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Con permiso para espiar

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

 

¿Cuántas aplicaciones tiene en su teléfono para modificar, retocar o jugar con sus fotos? ¿Cada cuándo sube fotos con esas aplicaciones? ¿Se toma fotos y las comparte en sus redes frecuentemente o casi diario? ¿O es de las personas que ha utilizado aplicaciones para conocer personas o salir con alguien?

Si sus respuestas fueron sí a una o a todas las preguntas, debo decirle que les ha entregado toda la información que lo identifica a empresas que venderán sus datos a gobiernos, agencias de investigación, a la policía y a otras empresas con fines comerciales.

Si subió imágenes de cómo se vería de viejo o si experimentó con aplicaciones que cambian el color y corte de cabello o de ojos, o si se puso a comparar con qué personaje de televisión, cine o de la historia se parece, usted entregó los rasgos, gestos y movimientos de su rostro.

Y, ¿para qué sirve esa información? Para crear sistemas de reconocimiento facial de avanzada, es decir, un gran banco mundial de rostros, que servirá, entre otras cosas, para identificar delincuentes, defraudadores, migrantes, espías y a toda aquella persona que trate de cambiar su imagen.

Las aplicaciones que ya descargó y usó –que por cierto le pidieron autorización para “gestionar” o acceder a sus fotos, cámara, micrófono y contactos telefónicos– generaron varias opciones de cómo se vería su rostro con ciertas modificaciones y le dieron mil posibilidades.

Mi compañero periodista Paul Lara publicó (Excélsior  18/07/19) un documento que revela que el FBI y el Departamento de Justicia de Estados Unidos han trabajado desde hace diez años en una base de datos para identificar a criminales y migrantes ilegales, usando cámaras, fotos y apps actuales, violando el derecho a la privacidad de los usuarios.

Además, algunas empresas desarrolladoras de aplicaciones para redes sociales han contribuido a este espionaje, para alimentar a las inteligencias artificiales que se usan en este proyecto federal.

Desde 2010, el FBI comenzó  a utilizar la Identificación de Próxima Generación (NGI, por sus siglas en inglés), que se basa en reconocimiento facial y algoritmos de Inteligencia Artificial. 

En el documento se señala que, para mejorar la identificación de los posibles infractores, el FBI y el DOJ usan fuentes de datos externos que contienen fotografías disponibles en diversos repositorios, teniendo acceso a alrededor de 641 millones de imágenes de gente en el mundo. Estos repositorios son aplicaciones de empresas que hacen que el usuario suba sus fotos a la red para realizar juegos como “age challenge” o “cómo te verías de hombre o mujer”, cuyos datos recopilados son vendidos al gobierno o a empresas de Inteligencia Artificial para incrementar sus bases de reconocimiento facial o entrenar a sus algoritmos y evitar menos errores en la identificación.

Cito la información publicada por Paul Lara: “Gigantes de la tecnología como Facebook y Google han amasado los conjuntos de datos faciales más grandes, los cuales no distribuyen por supuestos acuerdos internos. Sin embargo, otras compañías y universidades han compartido de manera generalizada sus colecciones de imágenes con investigadores, gobiernos y empresas privadas en Australia, China, India, Singapur, Estados Unidos y Suiza para entrenar sistemas de Inteligencia Artificial”.

Un análisis de la OEA, la Foreign & Commonwealth Office de Reino Unido y la SCT de México (publicado en Excélsior el pasado viernes) revela que en México hemos contribuido mucho a engrosar esos bancos de rostros, pues 42.05% de los usuarios de equipos móviles y redes sociales instalan aplicaciones adicionales sin revisar el contenido, permisos requeridos, términos y condiciones, lo permite a las apps tomar los datos de ubicación, hábitos y fotos.

De ese porcentaje que descarga apps sin leer los permisos solicitados, 15.51% son adultos y 26.54%, menores de edad.

Adriana García, CEO de Symantec en México, le dijo a Lara que la mayoría de las aplicaciones más populares para extraer la información y armar las bases de datos tiene su hosting (soporte técnico) en Estados Unidos, China o Rusia, porque ahí las leyes para regular estas aplicaciones son más flexibles.

Otra manera de recopilar información para reconocimiento facial es con las apps para conocer a otras personas. Del total de usuarios consultados en el estudio y que usan estas aplicaciones (como OKCupid y Tinder), 12.83% son mujeres y 11.26 hombres, quienes suben fotos con poca o nula ropa. Quintana Roo, Ciudad de México, Jalisco e Hidalgo son los estados donde se suben más imágenes de este tipo a las redes sociales.

Tenga cuidado con lo que sube a sus redes, porque autorizó el espionaje de toda su información a rusos, chinos y estadunidenses, aunque no haya leído las letras chiquitas.

 

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