Logrando equidad de género para mejorar: dos ejemplos de ‘Down Under’

En junio, mi hija se graduará de prepa. Ella ha trabajado duro, pero también es una de las afortunadas. A millones de niñas de todo el mundo todavía les niegan la independencia económica y otros beneficios sociales a los que los niños tienen acceso a través de una ...

En junio, mi hija se graduará de prepa. Ella ha trabajado duro, pero también es una de las afortunadas. A millones de niñas de todo el mundo todavía les niegan la independencia económica y otros beneficios sociales a los que los niños tienen acceso a través de una mejor educación. Solamente una de cada tres mujeres en los países en vías de desarrollo termina la secundaria.

No sólo las mujeres pierden: un reporte del Banco Mundial demuestra cómo el limitar las oportunidades educativas a las mujeres les cuesta a los países entre 15 mil millones de dólares y 30 mil millones de dólares en pérdidas de salarios y productividad.

Mi hija espera continuar con sus estudios en la universidad. Afortunadamente, hoy en día niñas como ella pueden tener la confianza de completar estudios de grado y posgrado. De hecho, las mujeres ya conforman la mayoría de las inscripciones a universidades a nivel mundial.

Después de la universidad, ¿qué? Como todos los graduados inteligentes y que trabajan duro, mi hija se unirá a sus contemporáneos al entrar a los campos de trabajo de su elección. Ella trabajará duro y por los primeros diez años de su carrera le irá bastante bien. Hasta que ella decida tener hijos.

Porque, si lo hace, las estadísticas demuestran que su carrera se detendrá. No sólo durante el periodo que ella decida alejarse para tener hijos, ella se atrasará, con respecto a sus colegas masculinos, por años.

El camino para ser directivo es duro. Tradicionalmente, no da tiempo para formar una familia. Pero países y empresas que no apoyan a las mujeres para mantenerse en la fuerza de trabajo durante sus años de fertilidad y alcanzar posiciones de liderazgo después de eso, no pueden capitalizar en las capacidades completas de una fuerza de trabajo femenina.

Déjenme darles dos ejemplos de Australia que están ayudando a que logremos el balance de género.

La iniciativa Mujeres en Liderazgo, del Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia, se desarrolló al haber muy pocas mujeres embajadoras (en ese entonces sólo el 12.5%) y muy pocas mujeres en posiciones de alto nivel en el servicio exterior de Australia. Este proyecto educa a los empleados sobre diversidad de género y el efecto adverso de los estereotipos. Incrementa la visibilidad de los sesgos inconscientes en reclutamiento y lo aborda para eliminarlo. Promueve horarios flexibles de trabajo para asegurar que mujeres —y hombres— que toman tiempo para criar a su familia no sufran de desventajas en el ámbito laboral. Al hacerlo, promueve también que los padres se involucren mucho más en las vidas de sus hijos. Esto está impulsando un profundo cambio cultural y creando nuevas maneras para mejorar el balance de género. Esta estrategia es una prioridad corporativa.

A nivel nacional, una coalición de hombres australianos poderosos y con influencia, los Campeones Masculinos por el cambio —líderes militares, empresariales y académicos—hicieron un compromiso público para usar su influencia para avanzar en la equidad de género. Juntos, están progresando hacia el balance en posiciones de liderazgo y han ayudado a elevar la conversación nacional sobre el sexismo cotidiano y el importante rol de los hombres para atenderlo.

Si mi hija decide ser madre, espero que las probabilidades ya no estén en su contra como lo han estado para tantas generaciones de mujeres. Espero que sus futuros empleadores implementen esquemas como Mujeres en Liderazgo. Y espero que más hombres en posiciones poderosas se conviertan en campeones de este cambio.

En el día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, conmemoremos los logros sociales, políticos y económicos de las mujeres. Pero también hagamos un llamado para que las niñas reciban la educación que merecen y que las mujeres participen en todos los niveles de liderazgo de una manera integral y significativa. Todos debemos jugar nuestro papel para construir un mundo con balance de género.

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