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Insuficientes acciones para proteger a la vaquita marina

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

 

La posible extinción de la vaquita marina en México se ha convertido en un tema internacional. No es posible que hace apenas 22 años había 567 y hoy son entre seis a 19 individuos en las costas de Baja California, según expertos.

Hablar de la vaquita marina no es un asunto menor. Estamos hablando tanto de la extinción de una especie como de la pesca ilegal, que en su afán por obtener al pez totoaba, conocido como la cocaína acuática por los beneficios que trae a la salud su vejiga natatoria, causa la muerte de las vaquitas que se enredan en las redes de los pescadores.

La vejiga del pez totoaba se vende en el mercado negro chino en miles de dólares. Hay quienes ofrecen este producto como un regalo, una dote. Por desgracia, esta situación ha afectado a la vaquita marina. Hay que recordar que la primera vez fue divisada en 1958. Aparecieron en los años 80 especímenes ahogados en las costas del Alto Golfo de California, lo que motivó el interés de los investigadores en esta especie marina.

Lamentablemente, el último reporte emitido el pasado 21 de octubre de este año, resalta que la población estimada de vaquitas oscila entre los seis y 19 individuos. Sin embargo, lo que provoca indignación y coraje es que mientras realizaban este monitoreo detectaron 80 embarcaciones pescando en el área de exclusión y varios botes rápidos haciendo turismo. ¿Y la autoridad?

Estamos a unos días que México sea acreedor a sanciones comerciales para exportar algunos productos marinos con un costo importante en la economía interna, además de que nos llevaríamos una condena internacional. ¿Y la autoridad qué ha hecho?, nos preguntamos.

Pero antes de hablar sobre esta tarea inconclusa, hay que recordar que el Secretariado de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) fijó como plazo el 1 de noviembre para que el Gobierno de México informe sobre nuevas medidas de vigilancia para evitar la captura del pez totoaba y la extinción de la vaquita marina.

En los últimos días, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente colocó boyas en el Alto Golfo de California para identificar la llamada área de “tolerancia cero” en la zona de refugio de la vaquita marina, además de algunos operativos de vigilancia. Pero esto ha sido insuficiente ante la dimensión de este problema.

La presión internacional hizo que el gobierno de México estableciera el polígono de protección y restringiera la pesca en la reserva de la biosfera, tema que ha sido altamente criticado porque prohibir una actividad que ha sido el sustento de vida de las comunidades costeras desde su establecimiento no ha sido la mejor solución. Hoy la pesca ilegal forzó a los pescadores a salir al mar a pescar al pez totoaba, lo que pone en peligro a la vaquita marina.

No estamos haciendo lo suficiente. Continúa el riesgo de extinción de la vaquita marina, los pescadores ribereños enfrentan una difícil situación económica y no pueden estar supeditados a incentivos del gobierno para no pescar y al crimen organizado sólo le interesa pescar al pez totoaba por encima de cualquier cosa y nuestras autoridades del medio ambiente realizan acciones aisladas.

Se requieren soluciones de fondo para proteger a las vaquitas marinas y al pez totoaba, medidas contundentes para abatir este mercado negro y evitar a toda costa la extinción de estas especies. Hay cientos de voluntarios que diariamente recogen basura de los mares, que buscan proteger al medio ambiente y a la fauna. Es tiempo de reflexionar, pero sobre todo de trabajar por ello.

 

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