Logo de Excélsior                                                        

Unirnos por Ucrania es unirnos por la paz y la justicia

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

Ban Ki-moon* y Juan Manuel Santos**
 

SEÚL — La invasión ilegal de Rusia a Ucrania generó profundas preguntas sobre el mundo en el que deseamos vivir y la forma en que se deben gestionar las relaciones internacionales. Un año después, la búsqueda de respuestas es más urgente, y todos los países deben involucrarse.

Si no defendemos los principios centrales de la soberanía y la independencia dondequiera que estén en riesgo, nos arriesgamos a abrirle la puerta a los regímenes autocráticos y agresivos por doquier. Debemos reconocer que el desafío de la guerra al orden internacional posterior a 1945 afecta a todos los países. De hecho, los más pequeños y menos poderosos son los que más sufrirán si el mundo se divide en bloques enfrentados.

Como exsecretario general de las Naciones Unidas y expresidente de Colombia, no vemos a la guerra de Ucrania desde una perspectiva europea u occidental. Cuando visitamos Kiev en agosto de 2022 lo hicimos como miembros de The Elders (Los Mayores), el grupo de líderes independientes que fundó Nelson Mandela para defender la paz, la justicia, los derechos humanos y un futuro sostenible en este planeta. Como miembros de The Elders, nos interesa poner fin a las guerras, no ganarlas, y creemos que nunca es demasiado pronto para preparar un diálogo futuro que permita alcanzar una paz justa y sostenible, en línea con la Carta de las Naciones Unidas.

Entendemos que para los países que sufren inflación y pobreza debido al colapso del suministro de granos y la disparada de los precios de la energía, defender las normas internacionales y hacer rendir cuentas a Rusia son cuestiones menos urgentes que la crisis de seguridad alimentaria que amenaza a millones de personas vulnerables.

De manera similar, entendemos los motivos que llevaron a algunos países a tratar de equilibrar sus intereses políticos y económicos. Para muchos países africanos, asiáticos y latinoamericanos, las afirmaciones occidentales suenan huecas, dado que los países ricos no distribuyeron equitativamente las vacunas contra covid-19 ni entregaron los fondos prometidos tanto tiempo atrás para hacer frente a la crisis climática.

La respuesta de Asia, Latinoamérica y otras partes del mundo más allá de Europa y Norteamérica no debe ser alejarse del derecho internacional y los derechos universales, ni tomar una postura neutral frente a lo que ocurre en Ucrania. La neutralidad no mejora la perspectiva de la paz, sólo envalentona al presidente ruso, Vladimir Putin, para seguir con su objetivo de destruir a Ucrania.

Pasaron ya 80 años desde la Declaración de Moscú, cuando los aliados en la guerra se comprometieron con “un organismo internacional de carácter general basado en los principios de soberana igualdad de todo Estado amante de la libertad”. Hoy necesitamos el compromiso renovado de todos los Estados miembros de la ONU.

Es necesario aplicar sistemas de gobernanza mundial más justos y una mayor coherencia en la implementación de las normas. Las potencias regionales en ascenso tienen un papel fundamental. La cumbre del G20 en Bali el año pasado demostró que las potencias regionales como Indonesia pueden ayudar a superar las divisiones. Los líderes políticos reafirmaron la centralidad de la Carta de las Naciones Unidas y garantizaron que los intereses del Sur Global quedaran reflejados en los debates y compromisos finales.

Ahora, las presidencias india, brasileña y sudafricana del G20 ofrecen la oportunidad de aprovechar durante los próximos tres años los logros de Indonesia. No debemos permitir que los puntos de tensión actuales oculten la meta fundamental que todos compartimos: un mundo en que las disputas se resuelvan de manera pacífica.

Son necesarias ambiciosas reformas de la arquitectura mundial para la paz y la seguridad, una tarea que debe incluir la espinosa cuestión de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU.

Necesitamos un sistema más justo, representativo y capaz de implementar acciones decisivas frente a las violaciones graves a la Carta de la ONU. Mientras nos acercamos a la cumbre del futuro que planeó para el año que viene el secretario general de la ONU, António Guterres, debemos —no sólo por el pueblo ucraniano, sino por toda la humanidad— rechazar la agresión y poner fin a la impunidad de los agresores.

*Vicepresidente de The Elders,

exsecretario general de las Naciones Unidas y

exministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur.

**Premio Nobel de la Paz, expresidente de Colombia y

miembro de The Elders.

Comparte en Redes Sociales