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“Lo desproporcionado es la crítica contra Israel”: Alex Safian

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

 

Por Elie Smilovitz *

Miedo a decir la verdad es lo que sienten en la Franja de Gaza. Personas chantajeadas y extorsionadas por Hamas. Donatella Rovera, de Amnistía Internacional, admitió que “el miedo” conduce a las víctimas a “ocultar pruebas” y a describir los hechos de forma “deliberadamente errónea”. “En Gaza recibí información parcial”, dijo. Pues las víctimas palestinas heridas y muertas lo habían sido a manos de Hamas, de cohetes y explosiones fallidas, cuyo objetivo eran civiles israelíes que terminaron matando a palestinos en lugar de a judíos.

Alex Safian, director de CAMERA, señaló lo que los medios ocultan; que cientos de cohetes disparados por Hamas contra Israel caen constantemente sobre palestinos civiles, matando e hiriendo a su propia gente.

Incluso en el seno de la ONU, una organización dominada por un bloque musulmán anti-Israel, algunos inspectores han tenido que admitir que Hamas construye túneles de terror debajo de escuelas financiadas por las Naciones Unidas. Esto ha sido demostrado muchas veces, entre ellas este verano, cuando funcionarios de la ONU fueron expulsados por Hamas por desear investigar un túnel subterráneo que corría debajo de una escuela financiada por la ONU.

Lo desproporcionado es la crítica contra Israel, tituló Alex Safian un artículo reciente donde señaló que, en la última guerra más de 650 cohetes de Hamas cayeron en Gaza, sobre palestinos. Y tiene razón. Los medios en español, desde El País en España, hasta los abiertamente antisemitas medios venezolanos, optan sistemáticamente por ocultar la versión israelí y por lanzar una narrativa donde los “israelíes” —que en realidad son los judíos— son los malos, por no decir los asesinos, y los árabes, las pobres víctimas. Y nada se menciona sobre los peligrosos tentáculos del terrorismo palestino. Esto, como apunta Marcelo Wio, analista de CAMERA en español, “equivale ya a una censura”. Cualquier persona imparcial que sepa algo de historia universal sabe que el antisemitismo es un fenómeno que refleja el profundo deterioro moral del que es capaz el ser humano. El Holocausto nazi es un fresco y reciente ejemplo de la brutalidad y destrucción del fuego antisemita. Las matanzas romanas, las cruzadas cristianas, la Santa Inquisición y los pogromos cosacos también forman parte de esta pesadilla en el mundo occidental.

Cada vez que un medio, un periodista, un político o cualquier persona difunde antisemitismo, todos a su alrededor deben descalificarlo. Porque para el antisemitismo no hay ninguna excusa válida. Es racismo contra judíos y eso nunca estará justificado.

La táctica de enfocarse en atacar al Estado de Israel todos los días es antisemitismo porque ningún otro país es hostigado y acosado con esa intensidad. Hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU incluye a Israel —y a nadie más— en su agenda diaria, Ítem número 7.

No hace falta enumerar los logros de Israel en medicina, en ciencia, en tecnología y en los perennes valores morales de su religión, el judaísmo, contenidos en la Biblia. Sin embargo, Israel es hoy quizás el país más criticado por la opinión pública mundial.

Estamos siendo testigos de una ola de antisemitismo, disfrazada de crítica política. Si fuera crítica política, Israel no sería diferente a Costa Rica, Guatemala, Paraguay o cualquier otro país. A todos los anteriores es válido analizarlos y criticarlos, pero no a diario, como ocurre con Israel. Y esa recurrencia e insistencia es lo que constituye antisemitismo.

Organizaciones como CAMERA, con sede
en Estados Unidos, realizan un considerable esfuerzo por mostrar la triste realidad del antisemitismo en la época postHolocausto.

 

* Analista de CAMERA en español

 

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