Tiene algo de metafórico que Pancho Barrio haya muerto en las horas finales de 2025. El canon blanquiazul otorga al fraude en la elección de gobernador en Chihuahua de 1986, con él como candidato despojado, uno de los momentos centrales en el trayecto a la democracia.
En ese atropello adquirió volumen nacional la idea de alcanzar un día una democracia sin adjetivos. Barrio tuvo una segunda oportunidad seis años después y ganó. Su gobierno, sin embargo, distó de ser un modelo exitoso que seguir. Fox presidente lo nombró secretario de la Contraloría en 2000.
Su desempeño en ese cargo fue breve y careció de impacto, pero le alcanzó para saltar en 2003 a una diputación federal y coordinar al grupo del PAN, que sería derrotado en la crucial votación del IVA a los alimentos y medicinas. Aun así, Pancho se sintió con fuerza para buscar la candidatura presidencial en 2006: ya nadie lo tomó en serio.
El presidente Calderón lo rescató con la embajada en Canadá, donde su huella política comenzó a perderse hasta que se desvaneció por completo. Murió al extinguirse el año en que tantos de sus excompañeros en el PAN y las organizaciones civiles hablan de la muerte de la democracia mexicana. Murió además en el extranjero, víctima de un padecimiento crónico. Toda una alegoría. Descanse en paz. Un buen hombre siempre.
X: @CiroGómezL
