Sin criticar el pasado, el gobierno de la presidenta Sheinbaum dejó claro desde el principio que repudiaba el discurso y la actitud hostil del exsubsecretario de Salud López-Gatell en el tema del desabasto de medicamentos en hospitales públicos.
Reconoció el problema y paró las agresiones contra quienes protestaban por tan penosa carencia. Pero como nos dijeron pacientes y organizaciones de la sociedad, una cosa era que les hablaran bonito y otra que se resolviera el desabasto. No se ha resuelto, si por solución se entiende un abasto al cien. Aun así, el registro de protestas de 2025 debe ser el menor desde 2019.
“El abasto en el IMSS y el ISSSTE cierra el año ligeramente debajo de 97% y en el IMSS Bienestar se ubica entre el 91, 92%”, nos aseguró ayer el subsecretario de Salud Eduardo Clark. Son mejores cifras que en septiembre, cuando iniciaban una especie de sprint final del 2025. “Y de los 55 centros oncológicos del IMSS Bienestar, más de 50 tienen 97% de abasto”. ¿Una hazaña? Seguramente no, todavía no. Lo cierto es que el cambio de actitud gubernamental vino acompañado por lo que parece ser un modelo más lógico de abasto, y que ese modelo parece estar dando resultados. Aunque bastará una receta no surtida para que alguien, justamente, alce la voz y proteste fuerte.