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La lucha de clases hoy

Carlos Elizondo Mayer-Serra

Carlos Elizondo Mayer-Serra

Contrapunto

Ya tenemos la primera muestra de cómo será la lucha de clases en México: los paros de los trabajadores en Matamoros. Detonados por el aumento en el salario mínimo decretado por el Presidente, son un esfuerzo por aumentar los ingresos de los trabajadores de la zona y una lucha de los sindicatos por la representatividad de los trabajadores. La 4T quiere su propio movimiento obrero, no que los priistas se vuelvan morenistas. Es el primer acto de una larga obra de teatro, probablemente un drama. Para preparar el campo de batalla, el Congreso reformará la ley laboral para adecuarla al nuevo TLCAN.

AMLO destrabó la negociación con Estados Unidos aceptando democratizar los sindicatos mexicanos tanto en la representatividad sindical como en materia de acuerdos de contrato colectivo o de aumento de salarios. ¿Quién podría estar en contra de la democracia sindical y de homologar nuestra ley con respecto a la de nuestros principales socios comerciales?

Nadie. Lo malo es que no se está homologando realmente. En Estados Unidos hay reglas para permitir que los obreros voten por sus dirigencias, pero la tasa de sindicalización es muy baja, apenas del 11 por ciento, frente al 30 por ciento en Canadá y el 14 por ciento en México. Un elemento central de la libertad de asociación de un trabajador es no pertenecer a un sindicato que tiene la representación en una empresa, lo cual está permitido en Estados Unidos, pero no en México.

En nuestro vecino del norte hay estados donde si un sindicato vota por irse a la huelga, no puede impedir a un trabajador el acceso a su lugar de trabajo si éste desea laborar. Por el contrario, en México el sindicato sí puede impedirlo.

Además, en México las negociaciones de contratos colectivos o de aumentos salariales son anuales y se dan con la empresa emplazada a huelga. Si el acuerdo no es aceptado por una mayoría de trabajadores, la empresa termina en paro laboral, con riesgo para su sobrevivencia. En Estados Unidos, la negociación no es anual ni se hace en el marco de un emplazamiento.

En EU, si hay un movimiento ilegal, la fuerza pública lo obliga a no bloquear el acceso a una empresa. Los paros en Matamoros son ilegales, el caso de la empresa Arca Continental es revelador: sus instalaciones fueron bloqueadas y no hay garantías de seguridad ni para sus colaboradores ni para la libre circulación de sus unidades de reparto.

En EU, la Suprema Corte, recientemente, determinó que no se puede descontar obligatoriamente su cuota sindical a un trabajador. En México, la empresa descuenta la cuota sindical a cada trabajador, esté de acuerdo o no.

En materia laboral hay una tensión en términos de diseñar una buena política pública: mejorar sueldos y prestaciones, sin desincentivar la inversión. Estabilidad para el trabajador, pero flexibilidad para que el patrón pueda enfrentar una caída en la actividad económica que lo puede conducir a la quiebra si no puede ajustar su plantilla laboral. Una mayor democracia sindical como la propuesta en el nuevo TLCAN con los recursos jurídicos que tienen hoy los sindicatos en México y con un Estado que no hace cumplir la ley puede llevar al chantaje de más de una empresa.

Los trabajadores al servicio del Estado son el caso extremo de rigidez contractual. Hay limitaciones tan fuertes para el despido, que una de las principales causas de desperdicio de recursos e ineficiencias para las entidades públicas es el exceso del número de trabajadores. Como las entidades estatales no pueden quebrar, viven eternamente con esos costos y baja productividad.

El modelo para conciliar equidad con productividad es el escandinavo. Flexibilidad para despedir, sólido apoyo del Estado para que el desempleado tenga un ingreso temporal y mecanismos para capacitarse mejor a fin de encontrar un mejor trabajo.

En México no tenemos un modelo para el actual contexto global. Un programa como el de Jóvenes Construyendo el Futuro, que podría ser la base de un seguro de desempleo, con obligaciones de capacitación por parte del empleador, es un parche más.

Para complicar aún más las cosas, esto se da a la par de un cambio tecnológico acelerado que abarata la automatización. Más de una empresa extranjera no va a optar por irse a China si se complican las relaciones laborales en México, sino de regreso a EU para robotizar su planta. En el marxismo clásico, el verdadero motor de la historia es el cambio tecnológico, siendo la lucha de clases una consecuencia de éste.

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