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¿Qué comen los estudiantes universitarios?

Dore Ferriz

Dore Ferriz

Gajos del oficio

Los errores dietéticos que se cometen durante los años universitarios pueden comprometer el estado nutricional individual y el rendimiento mental.

Los hábitos alimenticios y de actividad física en general se establecen durante la primera infancia, si bien en la adolescencia. Los amigos y el estilo de vida va marcado por las tendencias y la moda alimenticia. Durante la universidad, la mayoría de los estudiantes viven fuera de casa, lejos de su familia. Entonces se adaptan a una nueva situación de convivencia: el comportamiento alimentario de los compañeros, los apuros económicos, sus habilidades culinarias, tal vez ni tengan forma de cocinar en su habitación. Desgraciadamente los errores dietéticos que se cometan durante estos años pueden comprometer el estado nutricional.

Las deficiencias de ciertos micronutrientes, como hierro, magnesio o vitaminas, han demostrado tener un impacto negativo en el desarrollo cognitivo de los estudiantes. De entrada su rendimiento, pero también su agilidad mental. Por ello, es fundamental que lo sepan, informarlos e instruir en ellos elecciones saludables que les permitan adquirir buenos hábitos alimenticios.

Estudios realizados en estudiantes universitarios ponen de manifiesto algunos errores.  En general, los cambios más devastadores son el seguimiento de una dieta alta en grasas, proteína animal, azúcares y sal. En gran medida es la consecuencia de un menor consumo semanal de frutas frescas, verduras cocidas, ensaladas, pescados... En gran medida, el consumo asiduo de comida rápida, enlatada, congelada y bebidas alcohólicas.

Estos hallazgos sugieren que el asumir la responsabilidad de comprar y preparar sus alimentos, además de contar con un presupuesto ajustado, requiere de tiempo, conocimiento nutricional y hábitos alimenticios firmes aprendidos en casa. Desgraciadamente el desayuno tiene que volverse cómodo. Pero en lugar de optar por hidratos de carbono complejos —como la fruta—, eligen los simples —como la bollería y azúcar refinada en el café—. La elección no es la más indicada sobre todo cuando se necesita tener la mente despejada y estar concentrados durante toda la mañana. Para conseguir que los desayunos sean saludables, deberían sustituir las galletas o cereales por arroz o leche con muesli de frutos secos.

Recurrir a productos precocinados de fácil y rápida elaboración, tienen un resultado muy calórico. A esto se suman frituras, refrescos, dulces. Terminan comiendo mal... muy mal. Generalmente no es bueno improvisar. Valdría la pena nutrirse. Dejar de comer frente al televisor o la computadora. Sería bueno prestar atención a lo que se ingiere para no redundar en una mayor ingesta de calorías.

Las cenas, para quienes comen fuera de casa o han llevado una comida desordenada a lo largo del día, permiten alcanzar el equilibrio dietético diario. Para ello, es esencial planificar los menús y contemplar para la cena los alimentos que menos se toman en las comidas, como las verduras, las sopas o cremas y los pescados.

Es contraproducente tomar más de dos o tres cafés diarios, ya que es un aporte continuo de cafeína en dosis excesivas. Además, si se ha de contar la cafeína, a los cafés habituales se deben sumar otras bebidas, como los refrescos o las bebidas estimulantes, tan tentadoras como poco recomendables en época de exámenes. Por otra parte, una práctica poco saludable, aunque común entre las jóvenes, es tomar infusiones para adelgazar sin el consejo del médico o del nutricionista.

Tampoco sobra una que otra receta saludable y facilita. Por eso los invito a acompañarme en Sazonarte durante toda la semana, a las 11 horas. Por el 207 de Cablevisión. Síganme también en twitter @DoreFerriz, ahí muchos consejos!

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