2023: año récord en no lectura; a mayor edad, menos leen

La lectura de textos de calidad puede contribuir a la creatividad, la imaginación, la defensa de los derechos humanos y el aprecio por la democracia y sus valores: igualdad, libertad, fraternidad y tolerancia. Por ello en los Estados democráticos se tienen sólidas políticas culturales, de las cuales la promoción y fomento de la lectura es uno de sus ejes principales.

2023: RÉCORD NACIONAL DE NO LECTURA

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) levanta desde 2015 el Módulo de Lectura; a partir de 2017 el levantamiento es anual, con corte al mes de febrero.

En ese primer año, se reportó que 26.4% de la población mayor de 18 años no acostumbraba a leer libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de internet, foros o blogs.

Para 2016, la proporción se incrementó a 35.7%; en 2017 mejoró a 34.5%; mientras que en 2018 empeoró nuevamente al llegar a 38 por ciento.

Para 2019, el primer año de la administración de la llamada 4T, el porcentaje fue de 38.5%, para 2020 hubo un nuevo retroceso porque 40.5% de las y los mayores de 18 años declararon no acostumbrar leer; en 2019 tuvo una ligera mejoría al ubicarse en 39.8%; en 2022 nuevamente llegó a 38.3%, pero en la medición de febrero de 2023 se estableció un nuevo récord de no lectura con 43.8% de la población de 18 años y más.

A MAYOR EDAD, MENOR LECTURA

Los datos del Inegi muestran que es urgente desarrollar nuevas estrategias de promoción de la lectura, y con especial énfasis entre las personas de mayor edad, aunque en 2023 se registró una especial caída en el nivel de lectura registrado en el grupo de 18 a 24 años.

Así, en ese último grupo, en 2015, el reporte de no lectura fue de 17.3%, con una tendencia creciente hasta llegar a 2023 a un porcentaje de 41% que no acostumbra leer.

En el grupo de 25 a 34 años, el porcentaje reportado en 2015, que es para todos los grupos de edad el mejor de la serie, fue de 28.7%, mientras que en 2023 llegó a 35.3 por ciento.

Para el grupo de 35 a 44 años, el porcentaje de no lectura en 2015 fue de 28.8%, llegando a 44.5% en 2023.

Por su parte, entre las personas de 45 a 54 años, en 2015 había 25.6% que no acostumbraba leer, mientras que en 2023 el indicador fue de 48.9 por ciento. Entre quienes reportaron de 54 a 65 años de edad el porcentaje de no lectura en 2015 se ubicó en 24.2%, llegando a 48.2% en 2023; mientras que para la población de 65 años y más el porcentaje en 2015 fue de 34.7%, llegando a 46.8% que no leen, en el 2023.

MÁS FOMENTO ESCOLAR, PERO MENOS LECTURA

Los datos del Inegi muestran una aparente paradoja: a mayor promoción de la lectura en las escuelas primarias, ha habido un mayor incremento de no lectura; lo cual indica que las políticas no están teniendo los resultados deseados.

En efecto, entre quienes asistieron a primaria en la infancia, y eran mayores de edad en 2015, al 58.1% le pedían leer, además de los libros de textos; al 79.1% le pedían exponer sus lecturas y al 50.8% lo motivaban a asistir a bibliotecas.

En contraste, en 2023, los porcentajes son de 65.3%; 82.3% y 64.9%, respectivamente.

LECTURA Y POBREZA

Hay muy pocas sociedades donde se registran, simultáneamente, altos niveles de bienestar económico con bajos niveles culturales, de los cuales forma parte la práctica cotidiana de la lectura. El hecho de que las personas no lean no sólo contribuye a su empobrecimiento material y cultural personal, sino que, colectivamente, las sociedades con bajos niveles culturales y educativos son propensas a seguir liderazgos carismáticos y autoritarios, sobre gobiernos abiertos, incluyentes y tolerantes se mina la democracia y se abre la posibilidad de que arriben al poder gobiernos autoritarios que se benefician de la ignorancia social, por lo que buscan perpetuarla.

EL EFECTO PANDEMIA

El hábito de la lectura cayó drásticamente entre las y los jóvenes de 18 a 24 años de edad. En efecto, en 2015 se registró que 17.3% no leía en ese grupo de edad, a un 41% en 2023, siendo el grupo de edad con mayor incremento relativo en ese periodo. Otro fenómeno interesante es que las personas adultas mayores eran el grupo en el que se registraba mayor porcentaje de no lectura. Sin embargo, en 2023, fueron superados por los grupos de 45 a 54 años, que fue el de peor indicador, con un 48.9%; y en el grupo de 55 a 64 se registró un 48.2 por ciento. Es evidente que para transformar al país hace falta mucho más y el diseño de políticas que superen, por un lado la frivolidad impuesta en el neoliberalismo, pero también la postura anticientífica que se ha instaurado en la presente administración.