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Tesla, el nombre que representa la mentalidad de Elon Musk

Con la compra de Twitter el multimillonario Elon Musk suma cuatro grandes empresas dentro de su portafolio de inversión.

Excélsior Digital / Ciudad de México | 28-04-2022
Tesla se convirtió en una de las marcas que reflejan la mentalidad de Elon Musk. Foto: Reuters
Tesla, el nombre que representa la mentalidad de Elon Musk

SpaceX, PayPal o Starlink son compañías que han acrecentado las arcas del empresario Elon Musk a las que ahora se agrega Twitter, pero de su portafolio de inversiones había una que sobresalía antes de la compra de la red social y esta es Tesla, una marca automotriz que se ha convertido en la base de la transformación que vive la industria automotriz.

No, contrario a lo que algunos creen, Musk no creó el automóvil eléctrico. Ni siquiera lo democratizó, porque esa misión sigue en proceso de construcción y es un concepto que fue desarrollando Carlos Ghosn, antiguo CEO de la Alianza Renault-Nissan antes de caer en desgracia por su persecución y posterior fuga de Japón.

¿Entonces, por qué Musk es popular con el coche eléctrico? Lo convirtió de una utopía a la realidad, de un sueño que parecía lejano por muchos años a un negocio millonario que reportó importantes ganancias en el primer trimestre de 2022, con números similares a los de firmas con décadas de historia como Porsche y Ferrari, y con la meta de vender alrededor de 1.5 millones de unidades este año a pesar del cierre de la fábrica que recién abrió en China, un territorio clave por el litio necesario para la fabricación de las baterías de los automóviles eléctricos.

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La compañía de coches eléctricos que catapultó el nombre de Musk no fue de su creación. El sudafricano llegó a esta empresa fundada en 2003 por Martin Eberhard y Marc Tarpenning en 2004 con una inversión de 30 millones de dólares, dinero que sirvió para lanzar el primer modelo, el Roadster, un deportivo eléctrico biplaza presentado en 2006 y puesto en producción un año más tarde para venderlo en 100 mil dólares (2 millones de pesos actuales).

Las bases estaban sentadas, pero era necesario hacer ajustes en precio y tecnología, recortar los tiempos de recarga de las baterías de los dueños para no obligarlos a estar enchufados hasta dos días para recorrer apenas unos kilómetro, para pasar de vender algunas miles de unidades a un millón como lo es ahora.

Ese primer intento no fue el éxito económico que esperaban y de hecho los dejó con deudas importantes ante la falta de conocimiento de Musk en la industria automotriz, donde subestimó los costos operativos de una compañía de este tipo lejana de la programación que él conocía y con la cual sembró las bases de su fortuna.

El Model S, el salvador de Tesla

Seis años después de la preparación del primer modelo, la marca estadounidense comenzó las entregas de su Model S, un sedán de cinco plazas con una autonomía de hasta 500 kilómetros de distancia, una cifra que para el 2012 era considerada toda una proeza, pero que además ofrecía una aceleración de 0 a 100 km/h en 2.3 segundos.

Estos elementos sumados con un precio menor a los 100 mil dólares y una carga de batería de cinco horas hacían más atractivo al coche eléctrico. En su primer año vendieron 50 mil unidades, una cifra que revertía la situación financiera de Musk y sus accionistas para comenzar a saborear las ventajas de un futuro eléctrico.

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El éxito de este vehículo junto con el Model X unidos a la crisis desatada por el Dieselgate (el fraude de Volkswagen a sus clientes al engañarlos en la emisión de contaminantes) se convirtieron en el impulso que Tesla necesitaba para volverse más trascendente, no solo en el mercado, sino también para los gobiernos, porque sus coches recibieron apoyos económicos con la intención de tener un mayor número de ventas con la intención de reducir las emisiones de contaminantes en áreas de alta densidad de población como Los Ángeles o San Francisco.

Las órdenes por sus vehículos se multiplicaban y cerraron el 2015 con más de 100 mil unidades entregadas, una cifra que se convertía en un problema porque la compañía no tenía la capacidad de producir lo que el mercado solicitaba.

Pero Musk sabía que necesitaba dar un golpe maestro y reducir los costos de sus modelos en un 50 por ciento y 2017 fue el año en que consiguió la meta con el famoso Model 3, un sedán que tenía un precio base de 35 mil dólares con 350 kilómetros de autonomía. El costo era similar al de algunas SUVs de firmas americanas, pero con la gran distinción de ser cero emisiones que se convirtió en el factor para extender los eléctricos no solo al centro de los Estados Unidos, sino también a otros mercados de trascendencia como China o Latinoamérica.

Tesla se volvió más que una marca de coches, se convirtió en un ícono de la historia automotriz, no solo por volver la electrificación de largas distancias realidad, sino también de la innovación, porque mientras sus rivales pensaban en dejar el combustible fósil, la compañía de Musk avanzaba en los vehículos autónomos, en permitir a los conductores apoyarse en una computadora e inteligencia artificial para llegar a su destino sin intervenir en todo el proceso. De nueva cuenta el sello de la innovación del sudafricano estaba presente.

Los movimientos de Elon Musk convirtieron una empresa que, al inicio generaba pérdidas y tomaba un paquete de un proyecto de coche eléctrico desarrollado por General Motors como su motor de desarrollo, en el modelo a seguir por las marcas automotrices para los vehículos eléctrico al ser la compañía con mayor crecimiento en 2021 y colocarse dentro de las 20 marcas más valiosas del mundo en cualquier área.

Si bien las grandes e históricas marcas de la industria hoy tienen como meta electrificar sus portafolios de productos e intentan usar su nombre y experiencia para dejar atrás a Tesla, Musk, un innovador, ha dado el siguiente paso en la guerra por el futuro del coche eléctrico: estar cerca del suministro de litio para reducir los costos en la creación de los coches con sus gigafactorias.

La guerra del coche eléctrico apenas está iniciando y Musk está listo para defender su cetro de pionero con innovación, una mentalidad que pretende trasladar a Twitter.

 

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