¿Cómo están las instalaciones nucleares de Irán tras los ataques de Israel?

Irán asegura que su uso de instalaciones nucleares para refinar uranio no es con fines armamentísticos.

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¿Cómo están las instalaciones nucleares de Irán tras los ataques de Israel?

Las instalaciones nucleares de Irán han sufrido daños significativos tras una serie de ataques aéreos lanzados por Israel entre el 12 y el 17 de junio, en el marco de la escalada militar entre ambas naciones.

Imágenes satelitales verificadas y reportes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirman la destrucción parcial de las principales plantas de enriquecimiento de uranio, aunque también indican que una parte fundamental de la infraestructura nuclear iraní permanece intacta.

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Golpe directo en central de Natanz

El blanco más afectado fue la planta de enriquecimiento de Natanz, al centro del país. Allí, las imágenes captadas por Maxar Technologies muestran múltiples edificios colapsados, incluidos los sectores donde se ubicaban los sistemas eléctricos y las instalaciones de control del Pilot Fuel Enrichment Plant (PFEP).

El OIEA, que sigue monitoreando la situación mediante herramientas remotas tras haber perdido el acceso físico, informó que al menos 14 mil centrifugadoras de primera y segunda generación han quedado inutilizadas o destruidas.

A pesar de la magnitud del ataque, las cámaras subterráneas que alojan parte del sistema de enriquecimiento resistieron sin mayores daños estructurales, aunque sí se encuentran sin energía, lo que compromete su operatividad inmediata.

Daños a producción de metal de uranio

En la región central de Isfahán, cuatro instalaciones vinculadas al ciclo de combustible nuclear también fueron alcanzadas. Entre ellas, el centro de conversión de uranio y la planta de producción de metal de uranio, que desempeñan un papel clave en la etapa previa al enriquecimiento, fueron parcialmente destruidos.

Este ataque ha sido interpretado como un intento directo de frenar el avance de Irán hacia el desarrollo de combustible de grado militar, luego de que la inteligencia israelí acusara a Teherán de ocultar avances críticos en esta materia.

Fordow: el búnker que resistió

A pesar de la agresividad de la ofensiva israelí, Fordow, la planta subterránea de enriquecimiento ubicada al sur de Teherán, no sufrió daños visibles. Construida dentro de una montaña, esta instalación alberga más de 2 mil centrifugadoras IR-1 e IR-6 y ha sido diseñada para resistir ataques convencionales.

El OIEA confirmó que Fordow sigue operativa y mantiene su capacidad de enriquecer uranio hasta niveles del 60 por ciento, muy cerca del umbral necesario para desarrollar armamento nuclear. Su supervivencia ha reforzado la narrativa del régimen iraní, que afirma que el programa nuclear no será eliminado por medios militares.

Tensión internacional por guerra Israel -Irán

El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, advirtió en un mensaje televisado que “cualquier intervención militar estadounidense o israelí traerá consecuencias irreparables”. Por su parte, el presidente Donald Trump afirmó que aún no decide si EE. UU. se sumará a los ataques, aunque el portaviones USS Gerald R. Ford ya se ha movilizado hacia el Mediterráneo oriental.

Analistas del Center for Strategic and International Studies (CSIS) afirman que si bien el daño a Natanz y Isfahán representa un serio revés, el programa nuclear iraní no ha sido desmantelado. Fordow sigue activo y existen sospechas sobre sitios no declarados que podrían albergar tecnologías sensibles.

Desde la Unión Europea, diplomáticos de Alemania y Francia han llamado a restablecer las negociaciones nucleares bajo el marco del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), suspendido desde 2019. No obstante, Irán ha endurecido su postura, señalando que “no hay condiciones para el diálogo mientras se mantengan las agresiones”.

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Infraestructura golpeada, no vencida

En resumen, los ataques israelíes han infligido daños severos a dos de los tres pilares del programa nuclear iraní, pero no han logrado eliminar su capacidad técnica ni simbólica. Irán aún puede enriquecer uranio y mantiene en funcionamiento al menos una instalación clave. La confrontación, en lugar de disuadir, parece haber reforzado las posturas extremas a ambos lados del conflicto.

La comunidad internacional observa con atención los próximos movimientos de Teherán, Tel Aviv y Washington, mientras el OIEA intenta restablecer sus mecanismos de verificación y los expertos en no proliferación nuclear temen una nueva carrera armamentista en Oriente Medio.

ORP